Revisamos la primera edición del Atlantic Fest

Este pasado fin de semana se celebraba en A Illa de Arousa la primera edición del  Atlantic   Fest , festival que viene a llenar el hueco d...

Este pasado fin de semana se celebraba en A Illa de Arousa la primera edición del Atlantic Fest, festival que viene a llenar el hueco del "fallecido" Festival do Norte. Un evento que en su primera edición presentaba un cuidado cartel donde destacaban los nombres de José González, Temples y Xoel López, pero no nos adelantemos a los acontecimientos y desgranemos lo que ha sido esta primera edición poco a poco.
El Atlantic Fest comenzaba la tarde-noche del viernes con la actuación de El Niño de Elche en el Escenario Rías Baixas, situado en el Auditorio, y posteriormente se trasladaba a diferentes tascas de A Illa en las que de la mano de Jägermusic podríamos disfrutar de diversos conciertos (3 para ser exactos) de grupos emergentes como Malandrómeda, Pantis y las viguesas Bala. Para continuar el sábado con una tanda de conciertos matinales de la mano de Be Forest (12.45 horas) y Nacho Vegas (14.15 horas) ya en el Escenario SON Estrella Galicia, situado en el parking de la paradisíaca Playa de O Bao. Nos encantaría poder contaros como las guitarras de los italianos Be Forest desprenden un oscuridad que los convierte en magnéticos, como El Niño de Elche es capaz de hermanar flamenco y poesía o como Nacho Vegas no duda a la hora de acompañarse de un coro compuesto de personas de todas las edades para evocar al gran Michi Panero pero no, no podemos hacerlo, porque la música no paga nuestras facturas y en nuestro trabajo, el que sí las paga, no entenderían que pidiésemos días libres para desplazarnos a 70 kilómetros para asistir a un festival... así que nos quedamos con las ganas de escuchar las canciones populistas del asturiano o los temas que conformaban "Cold" (el EP de 2011 de Be Forest).
Con suerte y algo de prisa llegamos a las 16.00 horas, media hora antes de que Xoel López hiciese suyo el escenario del festival. Xoel López cuenta sus conciertos en Galicia por victorias, da igual que sea como parte del cartel de un festival -en este caso del Atlantic Fest- o como uno de sus bolos dentro de su extensa gira de "Paramales", sin duda, el coruñés se encuentra en un estado de gracia al que muy pocos artistas han llegado a este país.
Pero seamos honestos, Xoel López dio un gran concierto, la gente bailó, coreó y disfrutó de lo lindo pero el concierto sonó mal, muy mal. Los acoples se convirtieron en "uno más" y durante todo el concierto estuvieron presentes, es cierto, que se fueron arreglando a lo largo del mismo pero en ningún momento llegaron a desaparecer creando así varias situaciones en las que se te queda cara de haber rayado la pizarra del colegio con las uñas. Es en esos momentos en los que uno es consciente del saber hacer de Xoel, no era la hora (aunque Xoel se marcó un "¿Qué os parece estar aquí, a las 16.30? A mí, la hostia"), no era el sonido pero no hubo excusas y Xoel López ofreció el concierto más disfruta y celebrado del festival.
Una de las ideas de este "nuevo" festival es de organizar pequeñas conferencias alternativas a la zona gastro entre festivales, allí pudimos encontrar a Kin Martínez (director de EsmerArte) hablando sobre los papeles de manager y promotor, al periodista musical Xavier Valiño contandonos la vida y obra de Elvis Costello o a Julio González de SinSal Audio hablando de los festivales en el Siglo XXI. Una alternativa diferente y muy interesante que abre la curiosidad de los asistentes más inquietos.
Pero regresemos a la música. Tras Xoel López fue el momento de Alex Cooper quien se encuentra celebrando sus 30 años sobre los escenarios y deseoso de sumergirnos en sus ritmos pop. Un concierto brillante (donde el sonido mejoró) en el que los allí presentes no dejaron de bailar y cantar, un concierto que auguraba una tarde de risas y fiestas en el que encontramos grandes temas de Los Flechazos como 'Viviendo en la Era Pop' o 'Chicas, chicas, chicas', posiblemente Alex Cooper fue la Islandia de este Atlantic Fest.
Con Tindersticks me ha pasado un poco como con The Divine Comedy en el PortAmerica del pasado año. Sin duda son grupos realmente interesantes con una calidad fuera de toda duda, dos bandas encabezadas por personajes realmente carismáticos como Neil Hannon en el caso de los irlandeses y Stuart Staples, con su espectacular voz, en el caso de los de Nottingham. Pero considero que ambas bandas no terminan de encajar en el formato festival-estival-indie. Yendo al caso más cercano, el de Tindersticks el pasado sábado en el Atlantic Fest no dudo si aseguro que más del 70% de los asistentes se aburrieron con lo que en un recinto cerrado podía haber sido un gran concierto, es más, esta suposición es más que contrastable cuando como observador ves como poco a poco la carpa que se había llenado para el concierto comienza a vaciarse y en su interior se forman corrillos que charlan, comentan, se ríen y toman cerveza; una situación que se refuerza cuando en la zona gastro las colas de los food-trucks son más largas que nunca.
Creo que un servidor tiene muy poco que decir de José González y así lo dejé claro en mis redes sociales: José González hace magia; es cierto que se podría decir con otras palabras, de otras maneras pero a fin de cuentas sería lo mismo. González, con dos guitarras y una silla, es capaz de generar que  quien se coloca ante él se emocione hasta perder en medio de un festival a las 23.00 horas, cuando lo más lógico sería estar bailando y danzando a ritmos mucho más rápidos y potentes... y eso debió pensar buena parte del público allí presente que no supo valorar el buen hacer del sueco. Entiendo que quizás González, desubicado en el cartel, no sea el plato más apetecible para esas horas, entiendo que el aire del norte hacía mucho más incómodo estar frente a un escenario en el que encontramos un cantautor pero ¡un poquito de educación! Con el artista y con quienes realmente queremos asistir a su concierto.
Temples consiguieron calentar un ambiente gélido creado entre la hora de espera ya que tras la caída del sol la zona gastro era "impracticable" como tras los conciertos de Tindesticks y José González. Toneladas de potencia en forma de rock psicodélico luchaban en contra de un viento del norte que cargaba constantemente contra las asistentes en ese momento al Atlantic Fest, héroes en su estoica lucha los que se mantuvieron a los pies del escenario en aquellos desapacibles momentos, unas personas que tuvieron por recompensa un gran concierto de los de Kettering que ponía punto y final a la jornada del sábado de este Atlantic Fest.
El domingo fue el día de los tudenses Best Boy, quienes actuaron en la Plaza de Abastos de la Illa de Arousa y posteriormente de Músculo!, Diola y Pálida quienes se irían de tascas a lo largo de la mañana del domingo en una bailable sesión vermú. Y he aquí otro de los temas peliagudos de esta primera edición del Atlantic Fest: el coste de las entradas, las cuales comentaron a un precio de 35 euros y terminaron a 45 euros, sin posibilidad de compra de entrada de día... para los no conocedores de la geografía gallega el enclave donde se celebraba el Atlantic Fest se encuentra a casi una hora de Vigo (más casi 5 euros de peajes en cada trayecto), a poco más de una hora de Santiago de Compostela (con sus 4 euros de peaje por trayecto)... al final, nos encontramos pagando 45 euros por un día de conciertos debido a que para muchos es complicado asistir los tres días de festival, es cierto que la calidad de las bandas bandas es incuestionable pero al final terminas con la sensación que el coste de la entrada es demasiado alto para lo que festival ha devuelto al espectador, y es que este ha sido el tema de conversación de las tertulias en los tiempos muertos entre conciertos y posteriormente en redes sociales.
Sin duda la primera edición del Atlantic Fest ha esta muy mal escaletada: Xoel y su tropicalismo abrían la tarde cuando el sol derretía a las gaviotas que se atrevían a volar, mientras que Tindersticks y sus arreglos orquestales detenían un festival que Alex Cooper se había encargado de lanzar hasta la Era Pop y más allá... Desde Hipsterian Circus entendemos que los promotores encajen a los grupos "punteros" en el tramo final, entendemos también que los managers busquen la mejor hora para sus artistas pero creemos que debe haber un poco de lógica en el escaletado de los carteles porque tras acabar sudando la gota gorda con Cooper alrededor de las 19.30 horas no volvimos a bailar hasta bien pasada la media noche a ritmo de Temples.
Sí, como amantes de la música, el Atlantic Fest nos ha dejado buen sabor pero es cierto que necesita revisar varios aspectos a nivel organización y no cometer errores como los de sonido, porque una cosa es que nos encante la música y otra bien diferente que comulguemos con ruedas de molino. Me quedo con las palabras de Kin Martínez -director de EsmerArte- en su charla en el espacio GaliciaTunes: "a veces se carga de manera cruel y no se dan segundas oportunidades", desde Hipsterian Circus señalamos los "errores" a los que hemos asistido en esta primera edición del Atlantic Fest pero no con la intención de hundir o vapulear a aquellos que se atreven a involucrarse en proyectos de esta envergadura sino para señalar que cosas tendrían que cambiar para convertir al evento en una experiencia redonda.

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