Dice una canción de Los Suaves: “La noche se está cayendo / y con ella cae el tiempo. / El día no sirvió de nada, / tantas nubes sin agua. / Hoy el cielo es de cemento, / parece que dios está muerto”. Sin duda, son profetas. Todo el día amenazando llover y no lo hizo pero el orballo hizo de las suyas en la tierra del afilador.


Tras llegar a Lobeira nos encontramos con la trágica noticia de que el Visorock se había suspendido ya que las condiciones climatológicas no eran las adecuadas para que se celebrase el festival. Pero una vez allí no pensábamos volver a la capital con las manos vacías; literalmente volvimos con ellas vacías pero con los estómagos llenos: polvo a feira, revuelto de ortigas (delicioso) y una clara para acompañarlo. Camino a la capital parada de postre-avituallamiento en Celanova: churros y café.

Con la llegada a Ourense, las cazadoras desaparecieron, la sensación térmica fue mucho más agradable y las cervecillas por ahí también.

Otra visión del Visorock, por Chechu (clic aquí)