Ya estoy de camino a casa. Se escucha lejano el motor de un coche y más cerca, tras unos cristales escucho el ladrido sordo de un perro; nada más, simplemente el sonido de mis pasos acompañado por el zumbar de un viejo luminoso.

Pero mis labios dan muestra del frió mientras mis piernas siguen el automático caminar.
Levanto la vista del gris suelo y observo, a lo lejos una intermitente farola que guia mi caminar.
2 seres inteligentes han dicho y tú, ¿a qué esperas?