Ann es una joven madre de 23 años que vive con su marido y sus dos hijas en una caravana en el jardín trasero de la casa de su madre. Un día tras un mareo descubre que le quedan un par de meses de vida. A partir de esa trágica premisa se desarrolla la acción de la cinta. Es increíble como los azules ojos de Ann (Sarah Polley) puedan transmitir tanta sensibilidad y dulzura. Ver en ellos como poco a poco se apaga su vida, ver que no hay tiempo para lamentos, solo para disfrutar de las pequeñas cosas y delicados momentos.

Me ha gustado que la película no cae en ningún momento en el melodrama lacrimógeno, si no que encara las cosas con una sensibilidad inusual y extrema ternura. Sin duda una película muy sencilla y quizás sea por eso por lo que resulta tan frágil y tan honesta. Una cinta que nos lleva a la reflexión, a valorar las cosas importantes. Un pequeño alegato a la vida y a las ganas de vivir.

Ésta eres tú, con los ojos cerrados bajo la lluvia... y acabas de descubrir que toda tu vida ha sido un sueño.