102 a 54, pero contento

Es difícil explicar como perdiendo de casi de 50 sales contento de un partido; iremos por partes: Este año ayudo en un infantil masculino co...

Es difícil explicar como perdiendo de casi de 50 sales contento de un partido; iremos por partes:

Este año ayudo en un infantil masculino con el cual nos hemos clasificado para jugar competición autonómica. Sin duda nos ha tocado un grupo potente con equipos que tienen grandes (pequeños) jugadores. Hay equipos que trabajan fundamentos básicos, y otros que trabajan otros tipos de conceptos, buscando jugar como equipos sénior, pero con carencias tecnico- físicas evidentes por la edad que teóricamente se suplirán durante la progresión del jugador, algo que desde mi punto de vista es poco práctico ya que se dirige al niño hacia un estilo de juego muy encasillado, cerrando muchas opciones en el juego futuro del niño.

Pero bueno, ese es otro tema que quizás un día, más adelante, tratemos. Vamos al partido que nos concierne: en la primera vuelta, este equipo, nos cerró acta a domicilio, es decir, consiguió una diferencia superior a 50 puntos terminado el partido. Pero esta vez no lo consiguió, lo cual demuestra una mejoría, por poca que sea, de nuestro equipo.

En el primer cuarto, plantamos cara, jugamos de tú a tú y realizamos un buen baloncesto, pero el segundo periodo nos hundió, ya que no conseguimos salir de su agobiante presión, terminando el cuarto 30 puntos abajo. En ese momento, cuando piensas que tu equipo está hundido, fuera del partido y que aún quedan 20 minutos por jugar, no sabes muy bien que hacer; eres consciente que es muy difícil (por no decir imposible) remontar la diferencia, pero tú, como entrenador, te niegas a bajar los brazos y dedicarte a encajar golpes, hacerle llegar esto a un jugador de 14 años, que se ve y se siente inferior (el refuerzo positivo de poco vale) es extremadamente complicado. Pero en días como el de ayer lo consigues y sales feliz del partido.

Sientes que has hecho algo importante, cuando a 14 segundos para el final y perdiendo de 44 puntos, uno de tus jugadores se lanza al suelo en plancha por un balón, al que estas completamente seguro que no va a llegar. Cuando corren hacia canasta para anotar esa canasta que nos deje a 42 puntos; te enorgullece ver tal acto de lucha y entrega, hasta el final, sabiendo que sin duda esta batalla está perdida.

Realmente, ayer, en una pista perdida, un equipo ha demostrado lo que es querer a este deporte. Ha demostrado que aunque se sea inferior en recursos se puede luchar sin miedo al fracaso. Ayer, ese equipo que en ocasiones critico, se merece este halago público.

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