Barcelona en mi Semana Santa (y IV)

Me gustaría hablar de todas formas de la Sagrada Familia. Como sabéis es la obra inacabada de Gaudí, pero que actualmente se sigue construye...

Me gustaría hablar de todas formas de la Sagrada Familia. Como sabéis es la obra inacabada de Gaudí, pero que actualmente se sigue construyendo siguiendo sus supuestas indicaciones que dejó a sus colaboradores. A mí personalmente me gusta mucho la fachada de la pasión, que por ejemplo, a mi hermano le resulta lo más feo de dicho futuro templo. Actualmente Josep María Subirach se está encargando de la parte escultórica de la misma; sus esculturas son personales, alejándose del estilo de Gaudí, os recomiendo que miréis con los mismos ojos la obra de Subirach que la Gaudí. Su cruz en horizontal me parece genial, al igual que los bocetos del autor que se encuentran en el museo del templo. La representación de Longinos a lomos de su caballo me parece increíble. Evidentemente, para gustos se inventaron los colores.


Saliendo de la Sagrada Familia nos dirigimos al barrio gótico de la ciudad. La verdad es que en esos momentos es cuando Barcelona me caló. Me caló pasear por sus estrechas calles, encontrarme una banda de jazz a la vuelta de la esquina. Salir al de una pequeña callejuela y ver a miles de patinadores en el Museo de Arte Contemporánea. Sí, sin duda en esos momentos es donde Barcelona muestra todo su encanto, su belleza. Cada día tengo más claro que es en las pequeña calles donde las ciudades ganan, esas calles en las que el suelo es de piedra y gastado de los miles de pasos que se han dado sobre el mismo. Descubriendo pequeñas formas como el tejado del mercado de Santa Catalina (de Enric Miralles) o el Palau de la Música.

Los paseos por el barrio gótico nos acompañaron hasta la ciada del sol, momento ideal para visitar la Torre Agbar, emblema de la moderna Barcelona, diseño del francés Jean Nouvel, donde Aguas de Barcelona ha instalado su sede. Realmente es una preciosidad, no es el típico rascacielos americano que podemos ver en las películas, es preciosa obra de ingeniería que por la noche se ilumina mediante leds (diodos de alta luminosidad) pudiendo crear incluso transiciones de colores y así de imágenes. Esa fue nuestra última noche en Barcelona.

A la mañana siguiente cogimos el avión y regresamos a casa. En este momento llega el instante queja: ¿como en un aeropuerto como en el de Vigo (con 6 puertas en embarque y tres cintas) se puede tardar 25 minutos en descargar las maletas del avión? Si sabéis la respuesta es que probablemente trabajáis en Spanair. La verdad es la respuesta es fácil, prefirieron cargar antes el avión que regresaba a Barcelona, lo cual puede ser comprensible, pero lo que no puede suceder es que la señorita diga “estamos trabajando n ellos… esta es la única información que puedo facilitarle” esas no son formas de tratar a un cliente. Una colleja para Spanair, de momento la peor compañía con la que he volado.

Ahora vienen tiempos más duros, sin viajes a lugares nuevos, simplemente trabajo y resignación; menos mal que siempre nos quedará el baloncesto.

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