Que nos las veamos en las portadas de los informativos no quiere decir que el problema de opresión y tortura sobra el pueblo birmano haya terminado, sin ir más lejos hace pocos días la Junta Militar condenaba a cárcel a 40 disidentes (entre ellos 7 monjes) por las revueltas de septiembre. De los 3000 arrestados en la Revolución del Azafrán se calcula que todavía quedan 700 personas en las cárceles birmanas seis meses después de los acontecimientos.

Mientras, para acallar al resto del mundo, la Junta Militar ha organizado un referérum constitucional para aprobar un texto constitucional (llevan más de 10 años preparándolo) y encaminarse hacía las teóricas elecciones de 2010. Algunos puntos de esta constitución llaman la atención, por ejemplo, el que los militares podrán intervenir siempre que estimen necesario... Esta idea tiene su gracia en un país que vive bajo una dictadura militar.