My Life (I)
20:24:00
Miro con inusitada nostalgia aquellos años. Parecen cercanos, pero las arrugas de mi piel me hacen asumir su lejanía, la vida tiene esas cosas: pasa tan rápida, que cuando llegamos al final de nuestros días parece que aún nos quedan demasiadas cosas por hacer.
Mi vida es una vida más, anónima, sin grandes alardes ni gestas; sí, he jugado mucho al baloncesto, he conocido muchos pabellones y canchas, he jugado al sol, he jugado bajo la lluvia e incluso bajo las estrellas alumbrada por un simple foco. ¿Y qué? ¿En qué me diferencio de ti? En nada, quizás en el color, pero con esto de la globalización ya nadie es extraño; y mucho menos en una pista de baloncesto. Pero la historia que a continuación os cuento no es sobre mí, es sobre él.
Ya ha pasado tanto tiempo que no recuerdo dónde ni cuándo nos conocimos, eso sí recuerdo que desde aquel día el creció mucho, que yo tenía muchas menos arrugas y que jugar al baloncesto era una excusa para bajar a la calle a jugar con los amigos a lo que fuera: baloncesto, fútbol (cuantas patadas injustas me han dado), al pilla, a los tazos… Poco a poco nuestra relación se fue estrechando, el baloncesto nos comenzó a unir, ha hacer íntimos y pasé de ser uno más a ser el único, su mejor amigo, su aliado, su vía de escape… Como en todas las relaciones ha habido sus problemas y sus distanciamientos, recuerdo su último partido junior, nunca lo olvidare, lo vi desde el vestuario, solo, en silencio, sin nadie que me molestase ni que me pasara la mano por la espalda… Recuerdo cuando entró en el vestuario, con lágrimas en los ojos, asumiendo que una parte muy importante de su vida llegaba a su fin.
0 seres inteligentes han dicho y tú, ¿a qué esperas?