No sé si recodáis un anuncio publicitario que se emitía hace unos meses (o puede que algo más) en el que podíamos ver extraños esqueletos paseando por una playa, únicamente llevados por el viento; esos esqueletos son Strandbeest o Las Bestias de la Playa de Theo Jansen, y sí, efectivamente, el anuncio era de BMW.




Theo Jansen nació en Holanda allá por 1948 y tras abandonar sus estudios de física comenzó su carrera artística en los 70 como pintor. Posteriormente se sintió atraído por la aeronáutica y la robótica, que sumadas a su gusto por la creación le convirtieron en un escultor cinético.

¿Escultor cinético? Sí, ese es el término que se aplica a Theo Jansen ya que esculpe criaturas que son capaces de caminar gracias a la acción del viento. Como base toma los esqueletos de los animales desarrollados en un programa de algoritmos.

Sus obras, por lo tanto, se convierten en un compendio entre escultura e ingeniería. Se trata de obras vivas, no de esculturas colocadas como bloque inmóviles, sus esculturas se mueven con vida propia, expresando así el dinamismo de la era en la que son (están siendo) creadas y a la vez llevadas por el más puro dinamismo existente: la brisa.

Sus Bestias están creadas únicamente con tubos de plásticos flexible, cinta adhesiva e hilos de nylon. Aunque actualmente trabaja en el desarrollo de la musculatura de las mismas y en la toma de decisiones; esto último sería mediante un sistema central de procesos que se controle de manera autónoma.

En cierto modo la obra de Theo Jansen nos recuerda a la del genial Leonardo Da Vinci.