Vacaciones Estivales (I)

Escribo de madrugada aunque supongo que lo colgare de tarde, robándole minutos al reloj comienzo la crónica de este último viaje. Tras mucho...

Escribo de madrugada aunque supongo que lo colgare de tarde, robándole minutos al reloj comienzo la crónica de este último viaje. Tras mucho pensar y mucho hacer números, la crisis es lo que tiene, elegimos Lisboa.


Llegaba a Lisboa con la mente cargada de recuerdos de mi anterior visita a la urbe portuguesa hacia ya algo (poco) más de dos años. Recordaba lo mucho que me había gustado pasear por la Praça do Comercio, ver los locales nocturnos de Barrio Alto o las tiendas de moda de Baixa-Chiado. Recordaba los jardines de la Expo, los tranvías e incluso los miles de azulejos que adornan la ciudad. Todo o casi todo estaba igual: los parques, las fachadas de sus edificios incluso sus bares o cafeterías.

Tras llegar al hotel decidimos salir hacia Belem, visitar su torre otrora centro de recaudación de impuestos para pasar a Lisboa ahora simplemente reclamo de turistas. Desde la torre paseamos hacia el Monumento Os Descubridores dejando a nuestra derecha el Monasterio de Los Jerónimos, con su claustro lleno de rosa, claustro que por cierto estaba cerrado y nos tuvimos que conformar con ver el edificio por fuera excluyendo una pequeña estancia, aquel día abierta al público.

Compartiendo el monasterio podemos encontrar el Museo da Marinha que comparte placa con el Planetario Gunbelkian, teníamos pensado acercarnos al planetario, pero en ese momento giramos sobre nosotros mismos y allí estaba uno de los descubrimientos de este viaje el Centro Cultural de Belem, llamado también Museu Colecçao Berardo de Arte Moderna e Contemporânea, su edificio de líneas sobrias y rectas parientes de las pirámides mayas o egipcias alberga una gran plaza auditorio donde se celebran conciertos de todo tipo (aun colgaba un pendón que anuncia un festival de Jazz terminado la noche anterior), una cafetería, una sala de congresos, alguna que otra obra de arte en su plaza pero sobretodo un gran museo, donde diversas colecciones comparten paredes.

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