Vacaciones Estivales (V)

Tras apearnos del tranvĂ­a y sin tener que mentir a ningĂșn funcionario luso, cruzamos el Parque da Estrela hasta llegar al Cementerio de los ...

Tras apearnos del tranvĂ­a y sin tener que mentir a ningĂșn funcionario luso, cruzamos el Parque da Estrela hasta llegar al Cementerio de los Ingleses y desde allĂ­ a Rato, donde de nuevo cogerĂ­amos el metro para acercarnos a la zona de la Expo para cenar. Y dar por concluido este segundo dĂ­a.


El tercer día aprovechamos la mañana para realizar algunas compras, para ello nos acercamos al Outlet de Alcochete, para ello cruzamos el Puente Vasco da Gama, si no el mås grande de Europa uno de los mås grandes. Por la tarde nos acercamos a algunas localidades cercanas a Lisboa y muy turísticas como son Estoril, Cascais y Sintra. Comenzamos por Cascais, donde dos años después, el fuerte sigue de obras. Paseamos por sus plazas y calles, visitamos sus ferias de antiguallas y llegamos a Estoril, donde paseamos por los jardines de su famoso casino y quisimos visitar Villa Giralda el lugar donde el Rey JC I creció y donde si no me equivoco mucho sucedió el trågico suceso con su hermano, pero eso ya es otro tema. El caso es que no pudimos hacer esa visita ya que un grupo de españoles estaba rodando una película, el policía no nos quiso decir quién era el director de la cinta.

Decidimos tras algo de beber y un delicioso pastel de nata (bolos, como les llaman allí) tomar el coche y acercarnos a Sintra. Sintra es un pueblo medieval rodeado de preciosos castillos y monasterios. Tras visitar el Palacio de Sintra decidimos visitar uno de sus castillos, por diversos motivos el visitado fue Peninha. Sus vistas son increíbles y la fuerza del viento que allí nos esperaba también lo fue, jamås había sido arrastrado por una råfaga de viento, pero allí sí lo fui. Al bajar de Peninha pasamos por el Castillo dos Moros y desde allí tomamos camino para regresar a Lisboa.

Esa noche nos despedimos del Barrio Alto, sin duda una de las zonas mĂĄs encantadoras de Lisboa, ya no por sus edificios, que no resultan nada atractivos, si no por su ambiente, donde se mezcla gente que toma pinchos, con tiendas que cierran a media noche o con gente que ya toma copas hasta alta horas de la madrugada.

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