Hot Milk

Os imagináis que entro en un quirófano, motosierra en mano para realizar una operación a corazón abierto, a que no. Pues más o menos es lo q...

Os imagináis que entro en un quirófano, motosierra en mano para realizar una operación a corazón abierto, a que no. Pues más o menos es lo que podríamos decir de Hot Milk, donde el que coge la motosierra, perdón, la cámara, es Ricardito Bofill (y digo Ricardito, porque Ricardo Bofill se dedica a diseñar edificios).


Hot Milk ha sido la primera (y esperemos que la última) película de este niño pijo y es una muestra que con dinero se puede hacer de todo incluso escribir y dirigir una película, ese sueño que quizás miles de personas tengan esta a la altura de unos cientos de euros. No hace falta talento, gusto por la estética o incluso saber hilar tres ideas lógicas de forma consecutiva, ¡no! ¡Solo hace falta dinero1 Otra cosa es que lo que hagas sea una mierda (creo que nunca había usado un calificativo tan explicito en ninguna de mis opiniones) como la que ha hecho este personaje.

Pero esto no es lo vergonzoso, no. Lo vergonzoso es ver que se ha hecho con dinero público. Colaboran, sabedlo ya que se merecen un boicot en toda regla y las instituciones públicas además se merecen una denuncia por tirar el dinero de los contribuyentes por el retrete: Televisión de Cataluña, Instituto de Crédito Oficial (ICO), Instituto Catalán de Finanza (ICF), y la Generalitat de Cataluña. Estas organizaciones son culpables de tal calvario visual.

Calificarla simplemente como basura radiactiva además de arcadas quizás provoque enfermedades aun por descubrir a largo plazo.

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