Es insultante ver como los productores de Hollywood nos ofrecen siempre la misma historia, con los mismos resultados e igual de previsible. Cambian las caras y pequeños matices, pero todo siempre es lo mismo, y aun más cuando hablamos de cintas como ¡Porque lo digo yo!

El ritmo de vida de los actores de Hollywood debe demasiado alto para que una señora como Diane Keaton se vincule a proyectos como este donde da vida a una acaparadora y autoritaria madre, eso sí, con un toque de lo más clic. ¿Donde se ha quedado Kay Adams (papel que la señora Keaton hacia en El Padrino)? ¿Donde está la que fue musa de Allen? Además no es que la cinta sea una mierda y Keaton se luzca y aplaste a sus compañeras de pantalla, no; Keaton, sin hacerlo mal, sobreactúa en exceso.

De verdad, si tenéis algo mejor que hacer: sacar al perro en una gélida noche de tormenta, ir a un concierto del Canto del Loco… cualquier cosa, hacedla, pero no perdáis 97 minutos de vuestra vida con esta cinta.