El Nido Vacío es una cinta argentina que aborda los sentimientos que asaltan a una pareja cuando sus “polluelos” abandonan el hogar. En ese instante surgen conflictos que hasta ese momento estaban ocultos. La cinta nos nuestra la manera de encararlos que tiene cada uno de los progenitores.

Él, Leonardo, un escritor de cierto prestigió se sumerge en su literatura, en el pasado y en sus imaginaciones; ve como su vida cae por una pendiente que anteriormente no existía llevándolo a un estado de crisis emocional permanente. Por su parte, su mujer, Martha, retoma sus estudios y se lanza con entusiasmo a su “nueva” vida. Blanco y negro conviven bajo el mismo techo.

Escenas surrealistas comparten metraje con instantes de verdadera soledad: como cuando Leonardo habla con su hija desde la cabina. Sin lugar a ninguna duda los silencios, en esta cinta, transmiten en ocasiones mucho más que cualquier monólogo que podamos realizar. Y esto es el problema de la cinta: quizás esos silencios, esos planos colgados, esa melancolía… la convierten en una cinta triste. Alguien un día me dijo que no le gustaban los dramas en el cine porque para entristecerse ya está la vida, nunca acepté esa idea, pero he de reconocer que en esta cinta tiene bastante razón.

Además los clichés de la cinta no le ayudan: si nos ponemos a pensar no deja de ser la típica película en la que encontramos a un intelectual que intenta alejarse del mundo y a su esposa, una mujer inteligente y atractiva, que decide abandonarlo todo por él y su vida. Él, un ser destructivo, ella, la chispa de la vida… demasiados clichés.

Sintiéndolo mucho, no la puedo recomendar.