Quique González, Sala Mondo (Vigo) (I)

El pasado jueves nos acercamos a Vigo, a la sala Mondo, para ver uno de los dos conciertos que Quique González ofrecía en Galiza dentro de s...

El pasado jueves nos acercamos a Vigo, a la sala Mondo, para ver uno de los dos conciertos que Quique González ofrecía en Galiza dentro de su gira X Aniversario.

Era la segunda vez que vería a Quique González en directo, la primera vez fue en Ourense, en el Auditorio con sus “maravillosas” butacas ya hace (casi) un año. Esta vez todo era diferente: una sala pequeña, más calida y sin nada que nos impidiese saltar o bailar. ¡Qué ganas tenía!

Poco a poco la hora que marcaba el fin de la jornada laboral se acercaba, todo previsto en la hoja de ruta mental: salimos, parada técnica para coger la cena, cenamos camino a Vigo, aparcamos, nos lo pasamos bien y volvemos. Las cosas fueron saliendo según lo previsto, incluso aparcamos a escasos metros de la sala (esto, para quien conozca Vigo, sabe que es todo un logro) nos dirigimos a la sala y allí encontramos una gran cola de personas que espera a que abriesen las puertas para poder acceder al recinto, como animales sociales que somos decidimos mézclanos y aguardar nuestro turno. No esperamos demasiado tiempo pero el mal tiempo (aun nos saldrán branquias de tanto como llueve) nos hizo poco amena la espera. En la fila muchas parejas, mucho besito tierno y mucho niño con jersey a rayas (estilo oye-tío-que-voy-de-alternativo).

Una vez dentro nos situamos centraditos y hacia delante. Ojo a los que vayáis a Mondo, el suelo de la sala es recto y aunque el escenario está alto (demasiado cerca del techo, Jesús Pedreira lo rozaba con sus abultados pelos) como alguien un poquito alto se ponga delante no veréis. Minutos después subió al escenario el argentino Lisandro Aristimuño, un joven cantautor argentino que acompañó a Quique en su paso por Galiza. En ese momento detectamos el problema: a nuestro lado se colocó un grupo de chicas que se dedicó a chillar todo el concierto: primero pidiéndole el tema Globofobia al argentino, a lo que Aristimuño respondió primero con sonrisas y más tarde con cara de: ¿esas “señoras” estarán bien de la cabeza?

Siendo justo con Lisandro Aristimuño hay que decir que ser telonero de Quique, por lo menos en Vigo, es todo un papelón. La gente tiene muy claro porque ha pagado su entrada y sabe lo que quiere, el telonero se convierte en un “estorbo” que sirve para comentar lo bonita o fea que es la sala, lo mal o bien que suena o lo aprovechas para acercarte a la barra. Pero a su favor hay que decir, que Lisandro comenzó en un clima frío, donde la gente se contaba sus cosas y simplemente era cuatro (tres de ellas las frikies) quien la hacía caso pero el argentino al tercer tema tenía a la sala pendiente de él y casi casi en silencio. Media hora después y entre aplausos terminó su actuación, sin haber tocado la susodicha Globofobia.

Mañana, la segunda y última parte

Aquí os puede interesar

2 seres inteligentes han dicho y tú, ¿a qué esperas?