El pasado 1 de enero entre las bolsas de cotillón y las uvas perdidas la Revolución Cubana cumplió 50 años.

Tras 50 años Cuba sigue siendo para algunos la panacea del socialismo, un lugar anti-imperialista donde todos son iguales y dueños de la tierra. Para otros en cambio Cuba es el súmmum de los males que trae consigo la izquierda. Desde mi punto de vista, Cuba debe ser analizada dentro de un contexto histórico y social; en el seremos conscientes de las luces y sombras del país.

La Revolución comenzó para derribar a un caudillo que tenía a su pueblo sometido pero también creo que poco a poco, con la llegada al poder de aquellos guerrilleros libertarios, ha perdido alguno de sus elementos principales como la libertad y la democracia. Quizás si se haya instaurado una educación y una sanidad igual para todos, no lo sé no he estado en Cuba para verlo, pero de lo que no hay duda es que el pueblo cubano se encuentra actualmente bajo la dictadura de los hermanos Castro. Por mucho que se empeñen el socialismo sin libertad no es socialismo.

Cuentan que la Revolución consiguió unas grandes cuotas de igualdad social; sí, ya lo sé, ahora pensareis “es fácil ser iguales en la miseria” y quizás no os falte razón, pero esa miseria en gran parte viene generada por un aislamiento político de la isla. Ahora que parece que desaparecerá el bloqueo económico (Obama lo ha comentado) Cuba debe iniciar una transición hacía a la democracia sin olvidar los supuestos por los que luchaban aquellos guerrilleros como Guevara o Castro: justicia, democracia y libertad.