¿Qué pasaría si cayeses en coma en un país comunista y te despertaras en el mismo país pero capitalista? Esto es lo que intenta explicar Good Bye, Lenin!

Podríamos definir a Good Bye, Lenin! como una tragicomedia que cuenta con un telón histórico muy importante: la caída del Muro de Berlín. Comedia en los momentos que buscamos botes viejos, antiguos símbolos… pero con un trasfondo de crítica donde ambos sistemas capitalista y comunista (más este último) se encuentran en el punto de mira del director y que se nos muestran plagados de fallos. El drama lo aporta la situación familiar que se da en la cinta.

El problema que me he encontrado al ver Good Bye, Lenin! es que se trata de una cinta demasiado monótona, lo cual, unido a su metraje se convierte en aburrida en algún momento, sobrando quizás media hora de engaños a esa pobre madre moribunda. Peca sin duda de repetitiva.

Los actores están correctos especialmente Alex y su madre que se ven rodeados de personajes secundarios que lejos de molestar en el relato aportan su grano de arena: el profesor arrepentido, el vecino nostálgico, el nuevo novio… Por cierto, me ha parecido muy bueno y mucho más importante de lo que parece el papel del amigo de Alex que va más allá de ser un mero secundario ya que buena parte de los engaños lo tienen a él como origen principal.

Considero que hay tres momentos esenciales en la cinta: primera es la escena donde la madre sale a la calle (ahí entenderéis el título de la cinta). Más adelante encontraremos la segunda escena donde Alex ve discutir a su madre con Lara en el hospital, donde el espectador sin necesidad de escuchar toda la conversación es consciente de lo que está haciendo Lara. Y por último el bonito epitafio final donde el protagonista nos cuenta como era la Alemania que su madre soñaba.

Good Bye, Lenin! me ha entretenido, pero sintiéndolo mucho no me ha llenado (o quizás todo lo contrario, con sus dos horas me ha desbordado).