Cuando me senté ante Rebobine, Por Favor simplemente sabía que en ella había mucho cine pero no os voy a engañar, los primeros 20 minutos de cinta me parecieron burdos y aburridos, pensé en dejar a un lado la cinta ya que no quería aguantar a Jack Black haciendo tonterías durante una hora y media; su historia del magnetismo, sus ideas, formas y gestos me parecían totalmente cargantes y además me aburrían soberanamente, pero poco a poco la cinta va tomando cuerpo, proporcionalmente a esto, sus protagonistas van perdiendo valor en pro del cine y de la estética visual.

Hace unos días viendo El Ladrón de Orquídeas en una secuencia se producía una conversación en un bar donde los dos actores hablaban sobre guiones de cine, uno de ellos decía: “pase lo que pase, gánatelos con el final” y este final nos gana por lo mismo que nos gana el final de Verano Azul; pero no nos equivoquemos el final, al igual que la trama es demasiado previsible.

Las interpretaciones (excluyo a Jack Black de ellas) son correctas, también debemos decir que representan a actores amateurs sin talento haciendo “versiones suecadas” de otras películas… Sin duda es complicado hacerlo mal. Por parte de Jack Black… en esta cinta (como en otras muchas), como ya he comentado antes, resulta cargante, pesada e incluso por momentos logra que quieras que ocurra algo en la cinta y muera, pudiendo así seguir tranquilo con la cinta. Si la pretensión del director era que Jack Black cayese realmente mal, sin duda lo ha conseguido con creces.

Rebobine, Por Favor es una historia de metacine, que pretende ser comercial sin perder ese rollo independiente y en ocasiones más cercana a esas “versiones” de YouTube que el cine de palomitas y pantalla grande. Sin duda una cinta para amantes del cine que se atrevan a soportar a Jack Black.