Mike Ross tiene una mente prodigiosa y una manera muy particular de ganarse la vida: haciendo (y aprobando) los exámenes de aquellos que le contratan. Por su parte Harvey Specter es uno de los abogados más brillantes y temidos de Nueva York ¿Qué pasaría si el segundo se convirtiese en mentor del primero?

Los habituales del blog sin duda estaréis pensando de inmediato en Boston Legal, en nuestros queridos Denny Crane y Alan Shore pero no, siento deciros que no es el caso ya que Suits no es una comedia (lo cual no implica en que directamente sea una tragedia). Es indudable que como en Boston Legal el peso de la trama la sustentan nuestros dos personajes principales Mike y Harvey; con el primero empatizaremos por ser un chico joven que capítulo tras capítulo demuestra su corazón e ideales, por que mentir en una cosa no implica carecer de ellos como bien demostrará Mike. Por el otro lado tenemos a Harvey, un hombre triunfador pero en el que encontraremos mil sombras, un hombre que juega duro pero que como Mike tiene su propio patrón de ideales y los defenderá hasta la última gota de sudor... sí, el tiburón no es más que un pez chico que ha crecido. Ambos derrochan personalidad (y credibilidad) por eso rápidamente creeremos en ellos.

Como hemos dicho Mike y Harvey llevan el peso de la historia pero se rodearan de personajes típicos (la secretaria guapa que quiere a su jefe, el jefe machaca-novatos, el amigo gamberro, lo novia de este...) quienes rellenan esos momentos en los que nuestros abogados no están litigando. ¿Típicos? Sí, pero no molestan.
Una cosa que me gusta de Suits, además de su trama principal, es su gusto por el estilo. Trajes siempre pulcros, corbatas slim, nudos Windsor... todas estas cosas que a priori parecen intrascendentes marcan el ritmo de la serie y es que es diferente que Harvey lleve corbata o que no lo haga, que Mike esté con una camiseta en vez de una camisa, es diferente desplazarse por Nueva York en bicicleta que hacerlo en un Mercedes último modelo de empresa con chófer incluido... sí, se han cuidado las formas, el estilo, la fotografía y el ritmo; sí, se ha trabajado y sí, como espectador se agradece.
Suits merece una oportunidad aunque os aviso desde ahora: no os decepcionará y no es otra serie de abogados