Sinceramente a mí el ciclismo nunca me ha interesado demasiado, eso sí reconozco que hubo una época, probablemente por culpa de los medios de comunicación en la que me llamó la atención, no el deporte en si si no el personaje Miguel Indurain. Pero un día Indurain, en Asturias se bajó de la bicicleta y nada fue ya igual. Sin haber sido mi ídolo, héroe o como lo queráis llamar, Indurain me mantuvo enganchado al ciclismo. Después de Indurain el ciclismo se convirtió en las siestas de sobremesa pero nunca nada más... Han pasado décadas y sigo igual de desconectado pero es cierto que en los último tiempos un británico nacido en Belgica ha conseguido captar la atención. Su nombre: Bradley Wiggins y en su haber además de medallas olimpicas será recordado por ser el primer británico que se ha vestido de amarillo en los Campos Elíseos  vamos, que ha ganado el Tour de Francia.

Wiggins nació en Gante en 1980, 15 días más tarde de que su madre se casase con su padre Garry un ciclista de pista australiano que se había afincado en Bélgica donde además de conocer a Linda (la madre de Bradley) conoció todas y cada una de las cervecerías de la ciudad. Como ya supondréis la mayoría la historia de la pareja estuvo plagada de problemas y al parecer malos tratos hasta que una tarde Linda decidió regresar a casa de sus padres pero no con una maleta en la mano si no con un pequeño que respondía al nombre de Bradley. Así que con 2 años Bradley Wiggins llegaba a lo que sería su casa: Londres.

Bradley se cría rodeado de su abuelo y su madre y su vida es el colegio y el fútbol hasta que un día, durante las olimpiadas de Barcelona 92, Wiggins descubre a Chris Boardman y decide que quiere hace lo mismo que él. Comienza entonces su relación con las bicicletas, una relación que le lleva a proclamarse campeón mundial junior de ciclismo en pista con tan solo 15 años. Pero no, aquí no hemos venido a hablar de éxitos.

La pista (el ciclismo en pista) no da dinero y como profesional Wiggins malvivía agobiado por un hipoteca y con un familia que alimentar... todo ello condujo al ciclista a una espiral de celebraciones cotidianas: celebraba su mundial de pista, celebraba su medalla olímpica, celebraba... hasta que las fiestas se convirtieron en parte cotidiana de la vida de Wiggins. Comenzó a ser el reflejo de su padre al cual la cerveza inglesa le gustaba mucho más que su bicicleta. Pero a diferencia de su padre el nacimiento de su primer hijo marcó un punto y final a esta espiral.
Una mañana de 2008 Bradley Wiggins recibe una llamada donde le cuentan que su padre ha sido encontrado inconsciente en la cuneta de una carretera australiana y que ha sido llevado a un hospital en el que ha fallecido fruto de los golpes recibidos en dos peleas (sí, el padre de Bradley se había visto envuelto en dos peleas esa misma noche). Al acudir los parientes de Bradley al hospital descubren que en el momento de la pelea es Garry llevaba consigo una maleta, maleta que contenía recortes de sus propias victorias pero sobre todo recortes y recuerdo de las victorias de su hijo que vivía en la otra punta del planeta.

Pero no a la vida de Wiggins llegué tras interesarme por su look: polos slim, peinado a lo Paul Weller pero sobre todo esas patillas le delatan. Bradley Wiggins es un autentico mod, se crió escuchando Oasis y ahora es su grupo favorito pero no se queda en él: Joy division, Ocean Color Scene, The Jam, The Smith... son grupos de los que Wiggins se ha proclamado fan.