"Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez", de El Pont Flotant

Hace unos años tomé por (sana) costumbre asistir a funciones teatrales de manera regular, considero que como un concierto de jazz, cada repr...

Hace unos años tomé por (sana) costumbre asistir a funciones teatrales de manera regular, considero que como un concierto de jazz, cada representación es única e irrepetible y que ello la dota de un valor del que pocos espectáculos pueden presumir pero la mudanza, la coyuntura laboral y quizás el cambio de hábitos hizo que el teatro y yo tomásemos cierta distancia. Pero el pasado día 1 esto cambió ya que asistí a la representación de "Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez", llevada a cabo por le compañía El Pont Flotant en el Teatro Victoria e incluida dentro del Festival de Teatro Encuentros.


Pero antes de comenzar con la reseña de la obra surge ya la primera pregunta ¿quién es ese tal Fermín Jiménez? Fermín Jiménez es un "artista contemporáneo", un creador de lo que muchos definirán como mierda y otros tantos como arte pero la vertiente creativa de Fermín Jiménez aquí es lo que menos importa: lo que aquí tratamos es su filosofía de vida y es que Fermín Jiménez vive con sus instalaciones y performances al margen del sistema actual, a Fermín Jiménez le da igual llegar a fin de mes o no ya que los meses son fracciones de tiempo sin valor para él. Fermín Jiménez es un hombre tranquilo que solo quiere disfrutar su vida en compañía de sus amigos y con una sonrisa y buen humor... ¿una vida utópica? Pues probablemente pero Jiménez parece vivirla.

Fermín Jiménez se convierte en un individuo de estudio para El Pont Flotant en "Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez" donde se plantean como nos "obligan" a vivir nuestra vida, donde se preguntan si es mejor trabajar que ver crecer a tu propio hijo o realizar otro tipo de actividades que nos lleven a hacernos sentir mejor con nosotros mismos. Y lo hacen a través del tiempo, en un rincón la escala de la obra, con sus tiempos medido, sus escenas y sobre el mismo escenario Alex Cantó y Jesús Muñoz que lo mismo te montan un suelo laminado mientras sueñan que hacer son sus vidas en su hora libre, en su día libre, en su mes libre, en su... libre que hablan de como el nacimiento de un pequeño cambia la percepción del tiempo para un padre.

"Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez" es una de esas obras que te hace pensar, que consigue que se tambalee esa pirámide de objetivos que hemos construido ¿o qué nos han dicho que se construía así? Una obra que consigue que reflexionemos sobre lo que queremos de y en nuestra vida. Como espectadores asistimos a una función de metateatro: realidad y ficción se dan la mano sin saber muy bien cual es cual (cosa que comentábamos con Cantó al terminar la obra), donde no sabemos cuando comienza la reflexión personal o el guión escrito en una sala para provocar sentimientos en el público?

Como hemos comentado "Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez" comienza con los actores montando la propia escenográfica y termina de la misma manera, con ambos actores a oscuras recogiendo el espacio anteriormente montado; una analogía de como poco a poco vamos montando nuestra propia vida hasta que horas, días, años más tarde llega el momento de la oscuridad, de recoger, del fin de la función... sí, llega el fin de la obra, una obra que como ellos mismos explican es una oda a la tranquilidad pero sobre todo a la alegría y es que la vida, la mía, la tuya, la nuestra sería maravilloso que fuese lo mismo ¿o no?

*Además de lo anteriormente mencionado Fermín Jiménez es el creador de los elementos audiovisuales que la compañía El Pont Flotant usa en sus obras

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