Suits, 4ª temporada

Los insistentes rumores que cuenta que esta cuarta temporada no llegará a España, sumados a las ganas de saber hacía donde deriva la car...


Los insistentes rumores que cuenta que esta cuarta temporada no llegará a España, sumados a las ganas de saber hacía donde deriva la carrera laboral de Mike, me llevaron a sentarme frente a Suits abandonando aquello de La Clave del Éxito. La cuarta temporada supone para mí dar un paso más en el conocimiento de los personajes descubriendo a qué suena Louis, Donna, Harvey o Jessica y aunque al comienzo el choque fue importante ahora mismo ya no podría separarlo de sus voces. Pero vayamos a la cuarta temporada y no al problema de doblajes que sufre España.

El punto de partida de la temporada era un cambio radical al concepto que hasta ahora explotaba Suits y es que maestro y alumno se separan para evolucionar por separado aunque cruzándose en los despachos y salas de reuniones de las mayores empresas y bufetes de Nueva York; lo harán como rivales, como parte un mismo equipo o como enemigos pero siempre manteniendo sus luchas intelectuales y el cariño que Mike y Harvey se profesan desde el primer episodio. Y es que aunque Mike y Harvey mantengan la esencia y sigan interactuando todo ha cambio y da lugar a una trama que el seguidor de Suits no está acostumbrado a ver. 

Claro, esta evolución consigue que como espectadores no nos aburramos de los personajes o de la acción ya que evolucionan por nuevos caminos aun por explorar. Pero no solo eso, incluso la evolución estética es notable: Mike abandona los bolsos para agarrar por primera vez un maletín, abandona las corbatas de 3 palas para crecer y convertirse en Harvey-al-otro-lado-del-espejo. Esto sirve para que Harvey y Mike se traten y se miren de igual a igual abandonando así la escala de alumno-mentor, ahora son dos rivales. 

Pero mediada la temporada todo cambia, gracias a Louis Litt Suits toma el pulso habitual... o no. Sí, Mike regresa a casa, porque Pearson-Specter es donde debe estar (y donde todos queremos que esté) pero el ambiente a cambiado y el chico-maravilla se convierte en el chico-fraude. Y es ahí donde Louis Litt toma la pantalla, la trama y sobre todo el peso de la temporada y es que Rick Hoffman se consagra esta temporada.

Rick Hoffman, Louis Litt, comenzó siendo el bufón que saca la sonrisa al espectador como si del Coyote se tratase: una y otra vez comete errores con un plan más alocado e incomprensible que el anterior hasta que el Coyote se convierte en lobo feroz y arrasa. Como hemos dicho mediada la temporada Suits varía su camino completamente y sucede lo que en buena medida hemos temido siempre pero no de la manera en qué lo hemos temido. Litt deja de causar risa para infundirnos asco y desprecio a partes igual, sin duda gracias al excelente trabajo de Hoffman. Conseguimos así que la temporada avance dejando a un lado los casos legales y centrándonos en la división de Pearson-Specter como bufete y como microsociedad ya que ha llegado el momento de elegir bandos.

Sí, posiblemente estemos asistiendo a la temporada más densa de Suits pero también a la temporada donde las actuaciones merecen una mayor respeto debido a su aplomo y fortaleza. Siempre he defendido que Suits cuidaba a sus personajes secundarios pero en esta temporada son ellos quieres logran que la serie funcione sin perder niveles de tensión y calidad. Sí, aparecen nuevos personajes, por ejemplo la inclusión de Charles Forstman (Eric Roberts) considero que es realmente interesante a medida que se suceden los capítulos ya que nos abre puertas al pasado para poder comprender así mejor el presente. 

Muchos han comentado la inclusión de una mayor tensión sexual en la serie... puede ser, está claro que dota de dinamismo a la serie y la abre a algunas subtramas como la de Jessica y Jeff Malone e incluso al coqueteo de la anodina Rachel con Logan pero vamos Suits sigue siendo una seria por y para todos lo públicos. Una serie de la que ya estamos esperando una nueva temporada.


Por cierto, pase lo que pase, se la acuse de lo que se la acuse, en este humilde de blog siempre seremos de Donna Paulsen, de sus vestidos de Lanvin, de sus bolsos de Gucci pero sobre todo de su afilada y mordaz lengua.

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