Aclamada por la crítica y considerada una obra ya clásica de la literatura contemporánea americana The Outsiders nos transporta a la América de la década de los 50, no es que Susan E. Hinson nos lo diga abiertamente pero así lo entendemos cuando Ponyboy, narrador en primera persona de este relato, nos habla de greasers y socs, dos tribus urbanas que coexistieron y sobre todo pelearon en los 50: clases altas y conservadoras contra clases mucho más humildes que peinaban sus cabellos utilizando "grasa" (de ahí el término usado para nomenclarlos), nos habla en definitiva de honor y lucha de clases; Hinton nos coloca en el lado de los perdedores pero ser el perdedor no implica ser el débil, de eso va The Outsiders, de personas que nacen sin estrella pero a las que le sobra actitud y coraje. 

Con el ebook entre las manos y tras las primeras páginas leídas noté que algo fallaba y es que a The Outsiders le cuesta arrancar (y con ello enganchar al lector), quizás un mal necesario para ponernos en situación ante una novela que aunque se cuenta desde un punto de vista único y personal persigue ser el retrato de una generación. Pero llega un momento, superado el primer cuarto de la novela, en que The Outsiders toma un ritmo envolvente y vertiginoso hasta que en su tramo final, cuando el lector avispado descubre el truco, se precipita... es cierto que sin tan solo te dejas llevar, si no pretendes ir más allá quizás Rebeldes termine por impresionar pero hay un momento claro y clave en el que el lector comprende qué está leyendo.

Reconozco que The Outsiders me ha parecido entretenido pero me he sentido traicionado a medida que iba avanzando en la historia hasta llegar al punto del que hablábamos en el párrafo anterior. Sinceramente me esperaba una historia sucia, en la que los perdedores perdían pero lo hacían con ideales pero no, Susan E. Hinton (quien escribió esta novela, su debut, con 17 años) pretende que convertir a nuestros greaser en buenos chicos y adoctrinar a quien se acerca a su lectura, que el lector de The Outsiders diga "no puedo juzgar al prójimo por su aspecto exterior o por su cuenta corriente" o que piense que cualquier error del pasado puede ser enmendada por un acto heroico del futuro... pienso que la autora se traiciona a si misma en el tramo final: si la vida de Ponyboy y sus hermanos es dura, sí, no nos gusta, pero nos gusta menos cuando alguien trata de terminar con "el vivieron felices y comieron perdices"... ¡qué no! No acepto que me digan que esa es la "vida real" porque hasta los greaser guapos y famosos como James Dean o Elvis terminaron perdiendo... Así que al final Rebeldes se convierte en cliché.

Una pena, pudo ser una obra maestra pero ahora es un libro que al parecer obligan a leer en el instituto... es lo que tiene el happy-end forzado.