PortAmérica 2016: día 2, Bunbury, LOL y el hospital de campaña

Podría decir que el sábado partimos hacia el Porto do Molle para ver " El Poeta Halley " en directo (y así olvidar el mal sabor d...

Podría decir que el sábado partimos hacia el Porto do Molle para ver "El Poeta Halley" en directo (y así olvidar el mal sabor de boca que me dejó la escucha del disco) o bailar al ritmo de elyella DJ's y aunque no mentiría no sería la verdadera razón. Para mí PortAmérica 2016 tenía un nombre propio: Myles Sanko (del que hace unas semanas os hablábamos).
Natural de Ghana, hijo de padre francés y madre africana y asentado en Londres, Myles Sanko es toda una referencia de la nueva ola soul que está invadiendo Europa. La riqueza musical de su propuesta y su pulida puesta en escena convierten cada show de Sanko en una experiencia realmente interesante y así quedó patente cuando a las 19.25, bajo un sol abrasador, Sanko tomó el escenario del PortAmérica para así incendiar a los allí presentes.
Comenzó su concierto con 'High on You', posiblemente el tema más conocido de su álbum debut "Born in Black and White" de 2013, y con él comenzó una comunión con el público que se prolongaría a lo largo de todo su concierto (que personalmente me resultó realmente corto). Bailes, risas, un cover de Marvin Gaye e incluso una dedicatoria a ese niño que desde la valla no dejó de cantar sus canciones. Sanko logró impresionar a los allí presentes y sacarnos una sonrisa a aquellos que pusimos toda la fe de esta edición del PortAmérica en su concierto.
Tras Myles Sanko, y con el listón por las nubes, fue el momento de Leiden quien no nos acabó de convencer. Y es que los ritmos soul de Myles Sanko seguían sonando en nuestra cabeza. Así que decidimos acércanos a la zona de gastronomía para hacer un pequeño piscolabis ya que preveíamos una noche cargada de conciertos e intensidad.
Nuestra vuelta al ruedo portaméricano coincidió con el concierto de la banda de moda por estas latitudes: Furious Monkey House. Sigue siento interesante repasar el público que se concentra ante la banda pontevedresa: niños, mayores y festivaleros miran entre ensimismados y estupefactos. Aunque los niños, además, corean sus canciones. Sin duda fue el concierto más  bipolar de la tarde. Para algunos: los pequeños (y sus progenitores) el concierto del día y para otros el momento perfecto para ir a cenar y es que después llegaba Enrique Bunbury.
Así de golpe, en menos de una hora, el grueso del público era radicalmente distinto y es que parecía que entre ambos públicos hubiese un salto de 30 años. Esto deja claro que buena parte, por no decir "la mayor parte", de los seguidores de Enrique Bunbury acompañan al maño desde sus tiempos como héroe y así, en esta gira 'Mutaciones' la presencia de temas de la banda zaragozana tiene un gran peso.
Es indudable que Bunbury es un artista, un artista con mayúsculas, que no deja indiferente a nadie. O lo idolatras o lo detestas. Pero aunque se dé el segundo supuesto es innegable el saber hacer, las tablas y la presencia que Bunbury tiene sobre el escenario. Personalmente opino que es un artista singular que decidió dejar a un lado la mejor banda de rock en castellano de la historia para volar libre y hacer lo que a él le daba la gana. Y lo hace como nadie. Ante un público que mira entre extasiado y embelesado por la magnética presencia de Bunbury en un concierto en el que consigue llevar el teatro a un festival ya que Enrique es capaz de medir cada gesto, cada nota, cada detalle para conseguir que el público se dirija hacía donde él quiere y como él desea.
La parada de 'Mutaciones' en PortAmérica se abrió con 'Iberia Sumergida' y se cerró con 'Lady Blue' y entre ellas hubo tiempo incluso de regresar al primer trabajo de Héroes del Silencio de la mano de 'Mar Adentro' (que causó más de una lágrima entre los asistentes) o visitar "El Tiempo de las Cerezas" con 'Puta Desagradecida'. Aunque posiblemente el momento más emocionante de la noche vino con 'Maldito Duende' y el baño de masa que Bunbury se dio desde la valla mientras todos cantábamos aquello de: "...Woo wou wou...".
Tras Bunbury fue el momento de The Undertones pero nosotros decidimos entonces visitar el hospital de campaña de PortAmérica. Habitualmente en una crónica de un festival no hablamos de estas cosas pero aprovecho la ocasión para hacerlo: saltamos, bailamos, reímos y bebemos (e incluso a veces se nos pinza el nervio ciático fruto de la avalancha para acariciar a Bunbury) en esos momentos en los que muchos nos divertimos a veces nos cruzamos con personas con chalecos color fluor que nos miran con una sonrisa o con ojos que nos dicen "vete a dormir...", gente que no valoramos hasta que sucede algo: desde un pequeño corte, una caída o un pinzamiento que se resuelve con una inyección de nolotil donde la espalda pierde su sacro nombre. Gente que trabaja con una sonrisa y minimiza los pequeños daños colaterales que pueden surgir en un concierto o festival. A esas personas: gracias y perdón por daros trabajo.
Así que tras ese aguijonazo volvimos a colocarnos frente a los escenarios para asistir a la llegada de "El Poeta Halley" de la mano de los catalanes Love of Lesbian.
Decir que Love of Lesbian es la banda de moda es "mentir". Porque sí, están de moda pero no es algo de lo que nos demos cuenta ahora, Love of Lesbian llevan casi un lustro en el top-de-bandas-indies-españolas-del-momento y cuentan sus fans por legiones. Es cierto que "El Poeta Halley" no me gustó cuando me senté a escucharlo pero es indudable que ha hecho las delicias de los seguidores de la banda: corean, musitan y cantan sus letras sin descanso, ríen y aplauden cada chiste o chascarrillo de Balmés y los suyos. Sí, Love of Lesbian están, en cuanto a seguidores e idolatría, a una altura casi impensable para la mayoría de las bandas del panorama estatal. Y aunque no me convenza su último trabajo, aunque esté un poco aburrido de ver como el colectivo se agacha con 'Algunas Plantas' es justo reconocer que Love of Lesbian hacen felices a quienes van a verlos y eso no es poco.
Tras Love of Lesbian llegó el turno de Talisco a los que llegábamos a ver sin muchas esperanzas, con un nervio pinzado que poco a poco iba dejándonos algo más de movimiento y habiendo vivido un par de conciertos que pasarán a nuestro imaginario personal-musical y... alucinamos con Jérôme Amandi y los suyos. Pop-rock con toques electrónicos que nos hicieron bailar hasta dejar de sentir los pies y que nos hizo olvidar las penas con las que cargábamos (bueno, quizás el calmante intramuscular ayudó a ello también). Talisco ha sido una de esas bandas que te cruzas sin pretensiones pero que muy posiblemente no vuelvas a olvidar y es que ahora nos apetece asistir a uno de sus conciertos individuales para así poder apreciar su propia esencia.
Nos encaminábamos hacia el final de PortAmérica 2016 de la manos de la superbanda liderada por Abraham Boba: León Benavente. Poco podemos decir de ella que no se haya dicho ya. Su presencia en el escenario, su contundencia en el sonido, sus letras combativas y revolucionarias. León Benavente están, con "2", en tal estado de plenitud que se pueden permitir abrir su concierto con 'Tipo D' y hacernos bailar durante más de una hora sin tregua. 'La Ribera', la ya mencionada 'Tipo D', 'Las Ruinas', 'Ser Brigada', todos y cada uno de los temas de la banda ganan un plus de fuerza y potencia en vivo.
El punto y final de PortAmérica llegaba de la mano de elyella DJ's quienes hacían bailar a los más intensos del lugar entre luces y confeti. Nosotros decidimos que era el momento de abandonar el Porto do Molle, repasar y debatir sobre dos días de conciertos, música, abrazos y risas. Emplazarnos para la próxima y despedirnos del Porto do Molle.
Artículo escrito para Hipsterian Circus

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