Roma: el Coliseo

Volvamos a calzarnos las zapatillas y sigamos paseando por las calles empedradas de Roma. Tras pasar por la Fontana de Trevi y el Pantheón, ...

Volvamos a calzarnos las zapatillas y sigamos paseando por las calles empedradas de Roma.

Tras pasar por la Fontana de Trevi y el Pantheón, volvemos a Via del Corso para dirigirnos hacía la postal típica de Roma: el Coliseo. Sin duda es la postal emblemÔtica de Roma, aparece en cientos de películas, en algunas, como en Gladiador ha sido recreado por ordenador para representar aquel circo en el que 50.000 personas iban a ver los juegos o las luchas. El Coliseo es el símbolo de un imperio, un lugar que representa la grandeza de una civilización.

Me llamo la atención ver su arena formada por una retahíla de vigas de madera bajo las cuales se encontraban las ahora ruinosas jaulas y cÔrceles ademÔs de ciertas estancias donde se guardaban elementos que mÔs tarde se usarían en los diversos espectÔculos.

Dicen que la visita al Coliseo quizÔs no merezca la pena, dentro solo hay piedras y arena, que lo importante es lo exterior. Y quizÔs no les falta razón, pero yo entré y no me arrepiento. Es una obra colosal por la que podemos pasear al igual que hicieron césares, patricios y plebeyos, un lugar donde murieron hombres por el simple echo de divertir a un pueblo poderoso y grandioso.

El Coliseo es sorprenderte por fuera (aunque los terremotos y los picapedreros hayan hecho mella en él) 189 metros de diÔmetro mayor, 156 de diÔmetro menor y aproximadamente 48 de altura (desde el nivel del suelo). Niveles subterrÔneos y la sensación de que algo muy grande pasó intramuros.

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