Así comienza la película que en su comienzo toma un aire de simpática road movie (películas que narran un viaje hacia algún lugar) para, con el paso de tiempo, convertirse en una cinta de denuncia con un sabor bastante amargo. En los comienzos del viaje nos encariñamos con los personajes para después más adelante, sentir la desolación que ellos sienten en ciertos momentos de la cinta. Centrándonos en el mito del Ché podemos ver como poco a poco va asentando sus ideas políticas y afianzandolas. Pero ojo, no veremos al revolucionario, ni al político, veremos simplemente a un joven de 23 años con interés por lograr un mundo mejor. Estéticamente los dos actores lo hacen bien, especialmente Rodrigo de la Serna que interpreta a Granado. Por otro lado nos encontramos a Gael García Bernal, haciendo el papel de Ernesto Guevara de la Serna, no lo hace mal, pero el problema es que todos lo recordamos como guaperas y quizás su falta de barba no nos dejan ver al futuro Ché. Pero bueno, no ha estado mal, ya que entre el dúo hay verdadera química.

Una colleja se tiene que llevar: ¿alguien me puede decir en que momento de los libros Notas de Viaje o Con el Ché por Sudamerica, Ernesto Guevara cruza el río a nado? Veamos señores guionistas, si no está ¿para qué lo meten ustedes? La figura ya es bastante épica para concesiones así.

Sin duda una magnifica película, muy recomendable para todos aquellos que quieran saber algo más sobre la figura del revolucionario; y también para aquellos que les apetezca pasar un buen rato viendo una road movie nada clásica.

Por cierto y antes de terminar esta crítica: la escena final, donde el verdadero Granado ve despegar un avión es sencillamente grandiosa con los ojos de ese hombre recordando a su compañero, camadrada y sobretodo amigo.