Un día cualquiera... (II)

Mientras mi mente repasaba aquellos días, un joven se acercó a mí, creo que me escudriñó antes de decirme nada, el pobre pensaría “¿qué hace...

Mientras mi mente repasaba aquellos días, un joven se acercó a mí, creo que me escudriñó antes de decirme nada, el pobre pensaría “¿qué hace un señor de su edad mirando con esa cara de tonto nuestro balón? ¿Es que nunca ha visto uno?”, pero al final se armó de valor y me espetó

- Perdone por el golpe es que se nos escapó el balón, ¿nos lo devuelve? – me dijo el joven
- No pasa nada, pero escucha ¿me has tratado de usted?–
- … ¿Perdón?... – contestó entre sonrojado y avergonzado

En ese mismo momento mis labios esbozaron una sonrisa, y no puede reprimir la frase que ahora tanto me duele: ¿Os importa si hago unas canastas con vosotros? Mirando a sus amigos y remirando mi barriga, el joven aceptó. Las canastas se convirtieron en partidillos y de nuevo las horas volaron, como volaban hace ya muchos años en aquella pista de suelo rojo que había debajo de las casa de mis padres.

Ahora es la una de la mañana, he recogido el baño, tengo hielo en la rodilla (cómo corren los muchachos de hoy en día), he quedado para repetir la hazaña el próximo miércoles si mis huesos se recuperan y tengo claro, que mañana será un buen día.

(fin)

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