El resultado es lo de menos, 118 a 107 si os interesa, la actitud es lo importante; ningún equipo había hecho sudar tanto a los americanos. Los que estábamos sentados ante el televisor creímos posible el milagro, y es que ganar a uno de los mejores equipos americanos de la historia hubiese sido un milagro más que una realidad. Sin duda la actitud que esta vez sí mostró el equipo español fue increíble, digna de un gladiador que lucha a muerte sabiendo que la victoria es casi imposible.

Sin duda, la derrota del conjunto español es dolorosa, más tras un partido como el que se disputó el domingo, pero sin duda, con el paso del tiempo, se convertirá en una gesta que se recordará seguro que demasiado tiempo. Y digo demasiado porque a todos nos gustaría acostumbrarnos a llegar a finales, a perder y conseguir así medallas de plata, a tratar de tú a tú al equipo ganador… Sin duda, ha sido un encuentro épico que como he dicho se instalará en nuestras memorias. 24 guerreros luchando por la victoria donde España y USA han dado lo mejor de si, sí, sí, los americanos se han dejado la piel.

No se trata de llorar la derrota, pero es evidente que el equipo americano ha sido favorecido por los árbitros, pero no en esta final, si no a lo largo de todo el campeonato. Pero la actuación de Brazauskas, colegiado lituano, deja mucho que desear y más por que ha pitado tres de las cuatro últimas Final Four’s de la Euroliga y sabe de sobra lo que son los pasos de salida. Si la competición se desarrolla bajo las reglas FIBA se deben tener en cuenta las mismas, donde están incluidos los pasos de salida, no pitárselos a los americanos es un agravio comparativo al resto de los equipos. Quede claro, que el resultado es justo.