Vacaciones Estivales (VI)

A la mañana siguiente realizamos las últimas compras: pasteles de Belem, son unos pasteles exquisitos, si alguna vez los habéis probado sabé...

A la mañana siguiente realizamos las últimas compras: pasteles de Belem, son unos pasteles exquisitos, si alguna vez los habéis probado sabéis de lo que hablo. Nosotros decidimos cogerlos en la pastelería que los inventó: Pastelería de Belem, para los que quedáis ir sabed que está a 100 metros del Monasterio de Los Jerónimos (la primera calle a la derecha), en dicha pastelería se vende miles de pastelitos al cabo del día por ello los están haciendo constantemente, personalmente yo los prefiero fríos, pero es fácil, se compran y ya se enfriaran. Los pasteles aguantan dos días sin meterlos en la nevera, esto lo digo por si vais me podéis traer algunos.


Tomamos el coche y nos dirigimos a Porto, donde nos aguardaba nuestra última noche. Al viajar sin prisa decidimos comer en Aveiro, disfrutar de su ría y sorprendernos por sus cruceros, ya que al igual que en Venecia ha ideado una especie de góndolas en las que se puede recorrer la ría.

Ya por la tarde llegamos a Porto donde visitamos la Estación de Sao Bento, cercana a la Catedral y al Paço Episcopal, paseamos la avenida de los Aliados camino de la Cámara Municipal y el Mercado de Bolhao y llegamos hasta la Iglesia dos Clérigos con su majestuosa torre. Porto es la ciudad de las mil iglesias, siempre o casi siempre estarás viendo alguna siempre que mires a cualquier lugar o en cualquier dirección.

En nuestro último día y antes de irnos de Porto, decidimos visitar una de sus famosísimas bodegas de vino. Personalmente el vino de Porto no me gusta, pero creo que el lógico visitar una de sus bodegas, una visita tan típica como la de la Torre Eiffel en Paris o la Puerta de Alcalá en Madrid. Disfrutamos de la bodega y catamos sus vino (alguno diría “sus moscateles”) tras ello pasamos por la Casa Serralves, ideada por el gran arquitecto portugués Alvaro Siza, la Fundación Serralves se dedica a la promoción de todos los tipos de arte, tras salir de la Casa Serralves nos dirigimos al Museo Nacional de Soares dos Reis. Este ha sido otro de los grandes descubrimientos de este viaje, a priori parece un edificio normal, pero una vez dentro de sus instancias podemos ver una gran colección de arte. En el interior de este edificio hay un gran jardín, con sus camelias, sus rosales y sus fuentes, para acceder a este jardín lo haremos a través de la terraza de la cafetería que encontraremos al cruzar la tienda del museo.

Nos despedimos de Porto y de Portugal visitando la Casa de la Música, que está en obras. Tras ello tomamos el coche, un viaje de dos horas y ya de nuevo en casa. Ahora solo nos queda idear el próximo viaje; termino este artículo (aunque sean varios post este artículo se ha escrito de un solo golpe) que tanto me había costado empezar mientras en la habitación sigue sonando el jazz del festival de Donosti, todo un gusto para los oídos.

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