Me acerque al cine a ver la última película de animación de Pixar (que se asocia a Disney para esta cinta): Wall·E, una historia de amor entre dos robots. Pero a diferencia de Shrek, Wall·E busca más el lado emotivo del espectador que las risas, dotando a los personajes de emociones y sentimientos. Es evidente el sentimiento de soledad que sufre Wall·E solo en la tierra recogiendo la inmundicia que el hombre ha dejado en el planeta (toma crítica a la forma de vida actual).

Tú, como adulto, te sientas a ver como dos robots viven una historia de amor, que resulta igual si no más interesante que una de esas historias de amor edulcoradas que podemos encontrar todas las semanas en las carteleras del cine. Además está la evidente crítica social, una humanidad obesa y consumista, que vive sentada en una silla y alienada por una pantalla y de nulo pensamiento.

Wall·E con sus "ojos" digitales llena de sentimientos la sala de cine. Sonríes, y ves como sigue a su amor, Eva; encuentras miles de similitudes con la vida que vives pero te das cuenta que no deja de ser un robot destartalado dibujado en los estudios de Pixar, que además tiene a una cucaracha como mascota.

Sin duda la planificación de la cinta es increíble, la película avanza la primera media hora sin diálogos, sin explicaciones, simplemente gestos y miradas de metal. Una cinta para niños, se reirán con Wall·E, y mayores que les apetezca ver una cinta de cine clásico con dos trozos de chapa como protagonistas.

Pd.: no os levantéis en los créditos finales, disfrutad de las referencias pictóricas que los adornan.