Che, el Argentino

Es difĂ­cil hablar de hablar de baloncesto y no hablar de Jordan, hablar de Cubo y no hacerlo de Fidel, de Formula 1 y no mencionar a Senna, ...

Es difícil hablar de hablar de baloncesto y no hablar de Jordan, hablar de Cubo y no hacerlo de Fidel, de Formula 1 y no mencionar a Senna, de Revolución y no hablar de Guevara. Sin duda hay binomios, conjunciones, hay iconos y quizás los más difícil del mundo sea retratar a uno de estos sin caer en la crítica fácil o en lo inverso, en el halago simplón. Por ello Che, el Argentino, tiene tanto mérito; intenta retratar a un Guevara de una manera objetiva, sin caer en halagos o críticas, sin llegar a juzgar si la revolución es buena, mala o simplemente una idea utópica. Carente de figuras sobrehumanas, de épica simplemente se dedica a contar lo que allí se vio.


Le han faltado ideales, saber porqué un joven médico argentino se alista en guerrilla para la liberación de un país que no es el suyo. Le falta saber como un hombre decide pasar a la armas, saber que lo convierte en un asesino, al igual que Batista y otros muchos. Necesitamos saber, como un médico pasa a ser un revolucionario que 40 años después de su muerte es estampado en camisetas que portan seres que en la mayoría de los casos no saben lo que llevan, simplemente leen Revolución y ven la imagen de Korda, de un hombre al que la CIA le cortó las manos, de un hombre que vive en un ciento de canciones y en miles de corazones.

De lo que no hay ningún tipo de duda es que Benicio del Toro pasará a la posteridad del cine como Ernesto Che Guevara. La actuación es genial: desde la cena en casa de Raúl hasta el discurso en Naciones Unidas. Pero Del Toro no está solo, ya que por ejemplo Demián Bichir es Fidel Castro, es decir, no lo interpreta, se convierte en él (os recomiendo que veáis vídeos en YouTube de Castro y lo comparéis con Bichir, impresionante parecido tanto gestual como físico, incluso vocal).

Os recomiendo que si os acercáis al cine vayáis sin perjuicios, sin valores pero con ganas de ver Historia y al salir ya podréis juzgarla por vosotros mismos. Personalmente, deseo ver esa segunda parte, sentarme de nuevo dos horas en el cine y ver de nuevo a ese icono.

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