En 1995 se estrenaba El Cartero (y Pablo Neruda), ese mismo año ganaba un Oscar a la Mejor Banda Sonora, aunque estaba nominada en cuatro categorías más: Mejor Película, Mejor Actor, Mejor Director y Mejor Guión Adaptado. A finales de 2008, 13 años más tarde, esta cinta sigue emocionando, por su historia y por su manera de contarla.

Il Postino conecta dos mundos: la intelectualidad de Neruda y el analfabetismo (y las ganas de aprender) de un cartero al sur de Italia. Poco a poco, dos estilos de vida tan alejados se unen para amar la poesía, la política, la naturaleza…

Desde un principio Mario Puoppolo (interpretado por Massimo Troisi), cartero de profesión y poeta de vocación se hace querer: es cercano, tímido y bondadoso, es el Yin de un Yan como Pablo Neruda (interpretado por Philippe Noiret), exiliado en Italia y aclamado por el pueblo. Cartero e intelectual, dos seres completamente opuestos que comienzan una extraña amistad llevada por la veneración del cartero al poeta y su romanticismo.

Sin duda una oda a la amistad y al amor; una oda a la lucha por nuestro sueños, por nuestros ideales, hasta el final y con todas sus consecuencias. Un final triste, dramático pero sobretodo conmovedor, estéticamente genial la combinación entre blanco/negro y color; un final que te deja un nudo en la garganta mientras acompañamos a Neruda por la playa.

Después de tantas películas de segunda, de tanto cine enlatado, de tanta cinta de palomita, hoy ha tocado cine de verdad, del que deja huella, de ese que expresa grandes sentimientos con una sola mirada, con un simple silencio, sin grandilocuencias pero cargada de significado.

Pd.: En los créditos finales aparece la dedicatoria del film a su protagonista, Massimo Troisi, quien falleciera tan sólo 12 horas después de terminada la filmación de la película, debido a un ataque al corazón. Su dolencia cardiaca le afectaba desde temprana edad y, aun a sabiendas de su crítico estado de salud, que requería de una cirugía, decidió posponerla y hacer el película.