Como es habitual, ayer, al dirigirme al trabajo puse Radio 3 para escuchar el programa de Ramón Trecet, Diálogos 3. Pero en su defecto me encontré con LaLiBélula, sinceramente no me desagradó en absoluto. Pero bueno ese no es el tema del que me gustaría hablar.

Para los que no lo sabéis Lara López se convirtió en mayo en la nueva directora de Radio 3, acto seguido comenzaron a ocurrir ciertos cambio, alguno de ellos triste como fue la desaparición de La Ciudad Invisible y otros extraño como ha sido colocar Siglo XXI a las 13.00 esta temporada (sin duda es un programa al que no le cojo el punto), o la desaparición también de Música es 3 (aunque Hoy Empieza Todo cada día se parece más al anterior).

Ahora seguimos con Trecet. Ramón Trecet desde la entrada de la nueva dirección se ha mostrado muy crítico con el ente público siempre mostrando su descontento por el nuevo camino que tomaba. Pero el viernes, tras 34 años presentado y dirigiendo Diálogos 3, Ramón Trecet puso punto y final, bueno, más o menos, ya que llevaban dos semana poniendo antiguos programas de Trecet, ya que este había decidido no presentarse al programa. En ese momento Radio Nacional dio por concluida la relación entre el periodista y el ente público y no tomó medidas contra el mismo, que por otro lado hubiese sido lo lógico ay que tenía contrato hasta el 31 de diciembre de este año.

Indagando un poco más hace pocos días podíamos encontrar una noticia que se hacia eco que el locutor demandaba a Radio Nacional por mobbing. Trecet dice que desde Radio3 se ha hablado con las discográficas para que estas no le envíen discos, ahora nos queda conocer la versión del ente público.

No me gustaría defender a Trecet en este post ya que me parece que además de poner música en R3 también se convertía en apóstol delante del micrófono lanzando sus ideas desde la radio pública (cosa inadmisible), además Trecet es un pluriempleado o ¿olvidamos que trabaja también para Marca? Además Ramón siempre potenció a artistas que pertenecían al sello discográfico de su mujer…

Una historia que huele a chamusquina, con más sombras que luces. Al fin y al cabo: una pena.