Cuestión de Honor (Pride and Glory)

Tras mucho tiempo sin hacerlo (quizás ya cuatro meses) regresé al cine. Por primera vez en muchos años pague la entrada normal (antes utiliz...

Tras mucho tiempo sin hacerlo (quizás ya cuatro meses) regresé al cine. Por primera vez en muchos años pague la entrada normal (antes utilizaba bonos para ir al cine, 5 entradas 20 aurelios) y sinceramente, el cine es un vicio muy cara: 6’50 euros una entrada, sin duda privativo, sobre todo con el nivel de la cartelera actual.

Esta vez fue entretenido seleccionar la película, teníamos la siguiente terna: El Intercambio, Cuestión de Honor (que fue la elegida) y Resistencia. La primera elección fue la última pero que solo hubiese entradas para cuarta final fue un handicap que la última cinta de Daniel Craig no pudo superar. Descartamos El Intercambio por que nos parecía una película un tanto densa para un sábado a la noche. Por reducción al absurdo, la elegida fue Cuestión de Honor.

Cuando te colocas ante el cartel de Cuestión de Honor te esperanzas ante una cinta que presenta unos formidables actores como Edward Norton, Jon Voight y Colin Farrell. El mayor problema es que a los poco minutos de metraje ya sabes quienes son los buenos, intuyes quienes son los malos y sabes que al final el bien vence sobre el mal por mucho que nos quieran hacer pensar otras cosas. En ese momento, como espectador que ya ha visto 50 thriller de acción de los 70 te dedicas a disfrutar de la estética de la cinta. No es una cinta apasionante pero tampoco aburre en ningún momento.

La película está bien: buenas actuaciones (más tarde hablaremos de ellas) y ese toque violento y sórdido de polis corruptos. Toco, como ya se había anunciado, las actuaciones: me declaro pro Edward Norton su actuación es correcta, sin fallos, sin fisuras pero se falta carisma, es decir, no llena la pantalla como ha hecho en otras ocasiones, es como si estuviera atado dentro del papel. Con todos estos problemas realiza una excelente actuación. El que me ha sorprendido positivamente en Colin Farrell que consigue hacer un gran personaje con dos caras muy bien diferenciadas, muy bien el irlandés. Por último, para completar el triplete, Jon Voight sin duda un señor de la interpretación (me ha gustado mucho la escena en la que borracho, en la mesa, confiesa la admiración por sus hijos).

Lo que es insalvable o injustificable es la pelea en el bar ¡qué es una peli de polis corruptos no una cinta de Bud Spencer! Los críticos dicen que sobran cosas… en cierto modo discrepo, creo que más bien es todo lo contrario, faltan cosas: explicaciones, motivos, ideas…

Si os gusta el cine de polis corruptos esta cinta os gustará, si por el contrario os es indiferente este género la cinta no os aburrirá pero en ciertos momentos pensareis que ya lo habéis visto.

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