Tras varias semanas escuchando comentarios ya me había hecho a la idea pero cuando comencé a bajar esas escaleras naranjas si alguna duda quedaba se disipó de un plumazo: Tachenko jugaba en casa. La gente que llenaba el Torgal tenía ganas de fiesta, Tachenko ya había ganado antes de comenzar el partido.

Abandonaron el fondo de la barra para acercarse al escenario, tomaron sus instrumentos, Sergio Vinadé señalo el cartel y dijo “somos Tachenko, somos cuatro, falta uno pero no os preocupéis hemos traído más pedales”, primera sonrisa de la noche y primera canción.

Y sí, Tachenko son algo más que música, conectan con el público, le miran a los ojos y tocan como si lo hiciesen delante de un grupo de amigos. Canciones, chiste e historias crean un clima especial; sin duda los Tachenko’s están muy cómodos pisando el suelo del bar.

Sonaron clásicos (El Golf o Protestas Pacíficas), nuevos temas que aparecerán en un futuro y como no, canciones de este último disco (Esta Vida Pide Otra) y el concierto entre risas y canciones se fue terminando; no faltó Hacia el Huracán (cantado por grupo y público), eché de menos El Rey del Balón y me encantó (si antes me gustaba bastante ahora me parece una joya) Quemados al Sol.

El mejor resumen del concierto son las sonrisas con las que los allí presentes terminamos, las ganas de escuchar más y la sensación de buen rollo. Sin duda, el sábado por la noche un huracán pasó por el Torgal ¡Larga vida a los Tachenko!

Robo la foto del fotolog de Roque; si os apetece visitarlo podéis hacerlo aquí