La verdad es que cuando me enteré de la adaptación a la gran pantalla de El Niño con el Pijama de Rayas me sorprendió, sabía que su trama transcurría durante la II Guerra Mundial y que hablaba de un niño. Mis elucubraciones pensaron que estaba delante de una cinta al más puro estilo Roberto Benigni y La vida es Bella.

Y así comienza con Bruno y sus amigos corriendo por las calles de Berlín, jugando a la guerra, convirtiéndose en aviones… pero un día Bruno tiene que alejarse de Berlín para vivir en el campo poco a poco irá descubriendo que el mundo en el que él vive no es la realidad, que las cosas no son tal y como se las cuentan los adultos.

Como espectadores seguimos con atención el devenir de la historia de Bruno, vemos como poco a poco las sonrisas y los juegos iniciales se van diluyendo para dar paso a la pena y al horror.

El Niño con el Pijama de Rayas es una película simple y en ello recae su gran virtud: no nos enseña nada, simplemente nos deja entrever que sucede, ninguna de sus imágenes sobra o está fuera de lugar. Las miradas, los gestos o las sonrisas sirven para ilustrarnos el horror que viven los personajes. En los momentos de humanidad el director tampoco busca la lágrima fácil.

En el plano interpretativo destacan, como no podía ser de otra manera, los jóvenes protagonistas: Asa Butterfield da vida al niño alemán y en sus enormes ojos azules podemos ver la inocencia del niño de ocho años al que da vida. Del otro lado de la alambrada encontramos a Jack Scanlon quien da vida al niño judío y al cual cogemos un cariño especial desde el primer momento.

Mención especial al final; este final es lo que el otro día hablaba cuando opinaba de Siete Almas, el final, en fundido negro es agónico y cortante. Se prescinde de florituras o de alegorías, en este caso: el final es el final.

Una cinta que clama a la amistad de un niño entre la crueldad de los adultos. Recomendable para ver debajo de una mantita.

Pd.: como podéis suponer no puedo hacer comparaciones con el libro, ya que no lo he leído; hablo de la versión cinematográfica sin más.