Visité mi cine habitual para ver la cinta triunfadora de los Oscars 2009: Slumdog Millionaire (Mejor película, director, guión adaptado, montaje, banda sonora, canción y sonido), además ha cosechado 7 Premios Bafta y 4 Globos de Oro.

Para los que no lo sepáis aún, cosa que después de tanto bombardeo con los Oscars lo dudo, la película está dirigida por Danny Boyle, quien dirigió por ejemplo Trainspotting, considerada por muchos como una película de culto. Boyle deja su huella durante toda la cinta: explosiva visualmente, llena de ritmo (y no solo por el bailecito de los créditos), una explosión de colores e imágenes. Boyle puede hacer grandes películas (Trainspotting), buenas películas (Slumdog Millionaire) o castañazos (La Playa), pero lo que está claro es que nunca pasará inadvertido.

La película surge como la adaptación de la novela de Q and A (escrita por Vikas Swarup). La trama está bien construida ¿Cómo un chaval de la calle, huérfano, es capaz de saber la respuesta a las preguntas del programa? Pero se diluye en una previsible historia de amor, que además se podía haber terminado de una manera bastante más impactante (aunque reconozco que sería mucho menos tierna).

La cinta comienza con una tortura a un preso (tranquilos, no revelo nada) y a lo largo del metraje podemos ver el sufrimiento de las personas que aparecen en el mismo, estos datos la convierten sin duda en un drama (muy duro en algunas ocasiones) pero no nos vamos con esa sensación a casa, quizás el baile o un final excesivamente edulcorado (aunque la escena en la que el protagonista cruza las vías, visualmente es perfecta). No es honesta con su postura inicial.

Pero ojo, la crítica es unánime, nos la han vendido como la Cenicienta de este año, Oscars, Globos de Oro, Bafta... cuidado con nuestras expectativas, no sea que al final nos jueguen una mala pasada y terminemos desilusionados. Slumdog Millionaire no es la mejor película del año, probablemente tampoco la más brillante pero de lo que no hay duda es que Slumdog Millionaire es especial y merece la pena ser vista porque en estos momentos de crisis un toque de optimismo no viene nada mal.