El cuadrilátero es otro eslabón en la cadena que de la que os hablaba. Jorge González se paso a la lucha libre (primer WCW y después WWF, vamos, el pressing cacth de toda la vida) adoptó el sobrenombre El Gigante; Jorge seguía siendo demasiado lento y al final las lesiones pudieron con él. Dejemos aquí a Jorge aunque después volveremos sobre su historia.

Sin salir de la lucha libre americana encontramos también a Big Show otro luchador que sufrió en su juventud acromegalia pero que logró controlarla gracias a la cirugía y que “solo” llegó a medir 2 metros 21 centímetros. En este ambito de luchadores con acromegalia debemos también nombrar al Gran Kalhi, que medía 2 metros 24 centímetros y que todos recordamos luchando contra Hulk Hogan; y el nuevo eslabón de la cadena es: Paul Bunyan o Max Palmer, dos nombres para la misma persona.

¿Porqué un nuevo eslabón? Max Palmer, con 2 metros y 42 centémtros, fue luchador de wrestling su nombre de guerra era: Paul Bunyan, pero Palmer no se quedó solo en el cuadrilátero y se colocó delante de las cámaras para dar vida a personajes de ficción, la mayoría de ellos monstruos como en los Invasores de Marte. Terminó su vida al lado de su pequeña mujer (apenas medía 1’50) y convertido en predicador.

Pero Max Palmer no ha sido el único actor con acromegalia. En este momento, a los más cinéfilos se le ha encendido una luz y han pensado en Big Fish, la cinta de Tim Burton, donde un “gigante” acompañaba buena parte del camino al protagonista; se trata de Matthew McGrory quien fallecía hace tres años a los 32 años y con 2 metros y 32 centímetros. A McGrory lo podemos encontrar también en Constantine o en Men In Black II. Pero no ha sido el único actor con acromegalia que recordéis ¿no recordáis a Tiburón en las cintas de 007? Se trata de Richard Kiel y sí, también sufro acromegalia (2 metros y 17 centímetros).

Y terminamos este post volviendo sobre Jorge “Gigante” González. Baloncesto, lucha libre pero también cine: participó en Operación Trueno con el oxigenado Hulk Hogan e incluso en Los Vigilantes de la Playa al lado de Buchanan. Pero siguió siendo un juguete roto: los problemas de salud debido a las lesiones se le sumó una extraña diabetes; ahora, olvidado de los focos y las cámaras vive de nuevo en Argentina con su hermano, en las pocas entrevistas que concede se muestra triste y cansado de ser un “gigante”.