Diario de una Ninfómana
18:32:00
Según la wikipedia, la ninfomanía se consideraba como el desorden psicológico (exclusivamente femenino) caracterizado por una libido muy activa y una obsesión por el sexo. Actualmente el término está en desuso siendo sustituido por el de hipersexualidad, un término más amplio con el que también se puede calificar a hombres y que además no se reduce simplemente a la obtención de sexo con otras personas, si no que además incluye la masturbación y el consumo de pornografía.
¿Y por qué este rollo en la crítica de una película? Pues porque hoy hablamos de Diario de una Ninfómana y ese justo, es el mayor error de la cinta. Nuestra protagonista, Valerie Tasso, no tiene ningún trastorno simplemente usa el sexo como válvula de escape de una vida que podríamos calificar como solitaria (más una cuando fallece su abuela, verdadero apoyo de Val). Diario de una Ninfómana nos cuenta la búsqueda del amor de una mujer que simplemente necesita sentirse querida. Para encontrar el amor no recurre a los caminos que podríamos llamar convencionales si no que ella sigue su propio camino a través del sexo.
Cuando se siente rechazada y es anulada por una relación (que desde un primer momento sabemos como va a terminar) de nuevo recurre al sexo, esta vez de manera superlativa, para llenar esa soledad y luchar así contra el desamor.
Los personajes son demasiado planos, no quiero decir que la vida real de la protagonista (ya que este libro es la adaptación al cine de la novela autobiográfica de Valerie Tasso) así lo fueran. La amiga (que gran amiga que permite que Valerie entre en el mundo de la prostitución sin decirle nada) sabemos que encontrará el amor de la manera tradiciones y no es más que el Pepito Grillo versión light de Val. El personaje de Leonardo Sbaraglia es totalmente típico y previsible, aunque sin duda es de lo mejor de la cinta, todos sabemos como va a terminar su relación con Val.
Diario de una Ninfómana nunca llega a emocionar: los momentos emotivos están sobre actuados, los momentos trágicos no parecen trágicos… nunca nos sentimos implicados en la narración. Su excesivo dramatismo consigue que lo momentos dramáticos sean como ir al parque con los niños o al super a hacer la compra. La película se convierte en una mera pasarela de lencería y tacones altos con sexo explicito de vez en cuando que termina con un final propio de un anuncio de compresas “soy feliz y me acepto” ¿Qué es lo que Val acepta?
Diario de una Ninfómana pasará a la historia del cine (ja, no pasará a la historia del cine ni de coña) por que su cartel fue censurado en el cabildo de Esperanza Aguirre, por retomar el cine de destape de Mariano Ozores cuando buscaban hacer una nueva Lucia y El Sexo de Julio Medem, pasará por su título agresivo y su falta de contenido.
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