Man on Wire es mucho más que un simple documental (y no lo digo por el sinfín de premios que ha cosechado, entre los que destaca un Oscar, un BAFTA...) es la historia de un sueño, de una pasión; de como en el mundo existen personas capaces de arrastrar al mundo (al que les rodea) alrededor de sus sueños, por muy extraños que nos puedan parecer.

Man on Wire nos narra la historia del francés Philippe Petit centrándose principalmente en su mayor hazaña: cruzar sobre un cable los 60 metros que separaban entre si las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York. Petit llevó a cabo esta hazaña en 1974 con las torres ya inauguraras pero aun en fase de construcción (su estructura estaba completamente rematada pero algunos de sus pisos aun no eran funcionales).

Man on Wire combina imágenes de la época (tanto archivos de video como fotografías tomadas por Pettit y sus amigos) con dramatizaciones y entrevistas. Se nos cuenta como Petit comenzó con sus retos: Notre Dame, el puente de Sydney… hasta llegar al WTC. Como una vez definido su último objetivo tardaron 6 años en buscar la manera de subir, colgar su cable y por último: pasear entre las nubes.

Es extraño que un documental me atrape de la manera que este ha hecho, ver la cara de Petit o de sus amigos en la actualidad, contando cómo y por qué lo hicieron con ese brillo tan especial en los ojos, es emocionante; mucho más que cualquier película que proyectan hoy por hoy en nuestras vacías salas. No sé por qué pero en algunos momentos te sientes tan próximo a ellos… hacia el final, uno de los entrevistados (Jean-Marie) se queda sin palabras, en ese momento, un nudo se formó en mi garganta, un momento sobrecogedor que va más allá de las palabras y que 30 años después sigue emocionando a los que allí estaban.

Un documental apasionante sobre un héroe, un saltimbanqui y pero por encima de todo (incluso de las Torres Gemelas) un soñador. Una historia cargada de sueños y romanticismo.