Un día Josef, un viejo profesor de literatura, se da cuenta que ya no entiende a sus alumnos y tras un suceso con un maleducado alumno decide dejar la enseñanza. Con sesenta y cinco años se enfrenta a una nueva vida totalmente diferente a la que había tenido hasta ese momento; Josef se niega a quedarse en casa y busca nuevas metas, nuevos amigos, nuevo trabajo… poco a poco entiende que debe enseñar de nuevo pero esta vez cosas que no se recogen en los libros, cosas que solo el corazón entiende.

Sueños de Juventud sirve a Jan Svěrák para cerrar la trilogía que comenzó con Jardín de Infancia y continuó con Kolya (infancia, madurez y senectud). En Sueños de Juventud se nos muestra un hombre, Josef, que se resiste a esperar el final con los brazos cruzados, un hombre que se niega a esperar. Jan Svěrák nos muestra una fábula sobre ello: momentos oníricos unidos a sucesos surrealistas da vida al otoño de este viejo profesor.

Mientra veía la película he notado en falta una mejor presentación de los personajes. Por ejemplo, la presentación de Josef, un hombre incomodo en la sociedad actual, se hace con demasiada prisa, no se muestra lo suficiente del personaje, añoro jugar más con su locura de niño grande y profesor loco. Mientras el resto de los personajes están demasiado desdibujados.

Pero el mayor problema de la cinta está por llegar. Sueños de Juventud no nos invita a recorrer el camino con Josef, nos marca el camino, nos da la mano y nos obliga a recorrerlo a su ritmo; no nos deja jugar, conocer a los personajes y sus historias; tan solo se nos muestra a josef, sus ideas y sus caprichos.

Sueños de Juventud: un gran planteamiento, un frustrado desarrollo.

Sueños de Juventud se hizo con los galardones del Público y de Guión en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, y se ha convertido en el mayor éxito de taquilla en la historia de República Checa.