“Es complicado, teniendo a Pau en pista, jugarse la última con el chico, el último que ha llegado... pues pasan estas cosas”

Asco, asco es el único que me producen las declaraciones de Marc Gasol al terminar el partido de la selección española y eso que ya han pasado más de 36 horas. Asco al ver como un profesional menosprecia a un compañero (más débil) ante las cámaras, asco al ver como critica abiertamente a su entrenador y por lo tanto jefe, asco al ver como pide el balón para su hermanito (que no está rindiendo de la manera esperada).

Y es que estamos todos de acuerdo que el ritmo de esta selección es inexistente, así como la dirección en la pista (Benja ¿hace cuanto que te dije que Llull tendría que ir como 1?), las imprecisiones tanto en pases como en elecciones de tiro son constantes… y es que a esta selección no hay por donde cogerla, y por primera vez incluyo al banquillo: Scariolo no está demostrando su calidad, por los motivos que sean, pero lo que es incomprensible es que tampoco demuestre su mano dura: Marc Gasol merecía ver el partido contra Polonia en un bar de España con sus amigos.

Y es que la actuación de la selección española está siendo de traca, jugador por jugador, salvo honrosas excepciones, están dando verdadera lástima. La selección en ningún momento ha parecido un equipo de baloncesto, por no parecer no parece ni una pachanga de amigos… aparecen en la pista como quien acompaña a su abuela a misa, pensando “¿Qué hago aquí con lo bien que estaba en el bar?”.

Bien por Reyes y Rudy que no se dejan contagiar por el hastió de las super-mega-estrellas-apagadas, bien por Llull que una y otra vez lo intenta, hace lo que le mandan y calla la boca cuando probablemente tenga mucho que decir. Y el resto (Villa, Javier, incluyo a Scariolo) no se salva ni uno, vale, quizás Claver y Cabezas pero eso ya es otro cuento.

Esta tarde sufrir y ganar; o perder y callar, ¿de acuerdo, Marc?