Sin duda están de moda las sagas literarias en la gran pantalla: nuestro mago Potter, la hacked Salander y ahora estos jóvenes vampiros… son ahora los seguidores de las saga de Stephenie Meyer quienes tomaran las salas de cine (con la segunda entrega de esta cinta que presumiblemente se estrenará estas navidades).

Crepúsculo es un cinta claramente dirigida a jóvenes adolescentes en búsqueda de un amor que supere el bien y el mal, la vida y la muerte (no en vano tratamos con vampiros, es decir, no-muertos); si fuese mucho más radical diría que es para niñas ñoñas que buscan cuentos de hadas modernos, pero tanto por estética, como por los personajes (vampiros) ampliamos este rango.

Él es malvado por naturaleza pero en su corazón de piedra se encuentra la bondad y ella, esa chica ñoña, casi virginal, puede llegar a ese corazoncito tan alejado del mundo… ¡Ah! ¿No lo había comentado? Crepúsculo es un producto Disney, princesas modernas, caballeros de película, el bien vence al mal… Pero esta vez la estética es diferente, los caballos o los camaros americanos han dejado paso a un volvo C30, el bueno no viste armadura, se decanta por Gucci… sin duda, es innegable, Crepúsculo esta bañado en un halo elegancia, blanco, negro, gris…

Pero no llega con ser elegante, no llega con el negro, el blanco o el gris… si hablamos de vampiros un color debe predominar y es el rojo, rojo sangre. Y aquí no hay sangre… esto convierte a Crepúsculo en lo que es: una película blanda que se deja ver pero que necesita algo más para llegarme.