Sollozando Bajo Tierra (Manos de Topo en el Torgal)

A Manos de Topo se les ama o se les odia, no hay término medio y buena culpa de esto lo tienen los chillidos agónicos de su vocalista: Migu...

A Manos de Topo se les ama o se les odia, no hay término medio y buena culpa de esto lo tienen los chillidos agónicos de su vocalista: Miguel Ángel, una persona de mirada desconcertante y con un peculiar sentido del humor. Pero al margen de todo esto Manos de Topo habla de las frustraciones de un hombre desde un surrealismo personal y único… y es que son tan odiosos que se les coge cariño.

Tras esta breve introducción he de decir que el pasado jueves asistí a un concierto (acústico) de los topos y…

Lo primero que me llamó la atención, antes de que sonara una sola nota, fue una cara “extraña” en el escenario, ¿Manos de Topo no son cuatro tíos? Pues sí, pero resulta que esa noche les acompañaba Sara, Sara y su violín ¿son compatibles los sollozos del vocalista con la dulzura de un violín? Los allí presentes podemos dar fe, sí, son más que compatibles.

Lo más probable es que la mayoría de los que leéis el blog consideréis a Manos de Topo como un grupo totalmente carente de talento que se dedica a gritar con un tono cansino (cuando lo que realmente hace es parodiar a los cantantes románticos llorones), pero si realmente dejarais a un lado vuestros prejuicios y las primeras impresiones os daríais cuenta que Manos de Topo tienen un nivel creativo altísimo letras como la El Cartero o Es Feo son geniales lamentos.

Pero volvamos al concierto que es de lo que trata este post. Al parecer debe estar poniéndose de moda que las compañía aéreas pierdan los instrumentos de los grupo, recuerdo que a uno de los últimos conciertos a los que asistí, el de Love of Lesbian, también había sucedido lo mismo. Sin letras y con instrumentos prestados comenzaron el concierto Manos de Topo, un concierto que se estiró durante una hora y veinte en el que el público coreó todas y cada una de sus canciones, y con esto no quiero decir: “vale, esta me la sé y voy a cantarla”, no; la mayoría de los allí presentes se sabían las letras de los topos.

Pequeños chiste, muecas y complicidad convirtieron el concierto del jueves en una divertida experiencia, donde por encima de todo (por lo menos para mí) brilló Es Feo, El Cartero y Brumel… una noche diferente, mucho; surrealista, un poco pero sobre todo una noche divertida.

Perdiste pronto los papeles y el alcalde está al corriente. Seis de cada diez dentistas recomiendan que lo pienses.

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