Un Karma Diferente

Es evidente que en los últimos tiempos está muy de moda ver a una chica-de-voz-dulce con una guitarra hablando de amor, de desamor o simplem...

Es evidente que en los últimos tiempos está muy de moda ver a una chica-de-voz-dulce con una guitarra hablando de amor, de desamor o simplemente de como ve la vida desde su prisma cándido; la precursora de esta nueva hornada fue sin duda Lourdes Hernández o lo que viene a ser lo mismo: Russian Red, llegando a ser la sintoniza de un anuncio de helados o el hilo musical de alguna terraza pija en las zonas de veraneo. Pero este boom no terminó en Russian Red, llegaron Annie B. Sweet, Alondra Bentley... además de su melosa voz todas ellas tienen en común el uso de la lengua de Shakespeare para contarnos sus historias ¿alguien lo hace en castellano? Pues parece ser que sí: se trata de Zahara (sí, ya sé que en sus entrevistas huye de esa etiqueta pero canciones como La Canción Más Fea del Mundo es una clara muestra de lo contrario).

Muchos de los que leéis este blog (alguno a través de Facebook) es muy probable que la tachéis por ser excesivamente comercial al haber colocado una de sus canciones como sintonía de la Vuelta Ciclista a España... pero busquemos algo más; la primera vez que vi a Zahara en directo fue este pasado verano dentro del Cultura Quente y la verdad es que me gustó bastante parecía una chica tímida que se divertía tocando delante de unos amigos. Días después descubría en YouTube un video en el que ella y Santi Balmes (cantante de Love of Lesbian) compartían Domingo Astromántico y... ¡que bien queda! Una gran sorpresa escuchar esas dos voces juntas y sinceramente (y esta es una opinión muy particular) esta versión, a dos voces, es ha gustado más que la original.

Por estos motivos y por alguno más el pasado jueves nos acercamos a Pontevedra para ver el concierto que esta señorita ofrecía en la Sala Karma (donde según ponían los carteles también subiría al escenario Fon Román, ex-Piratas). Con media hora de retraso Zahara y un Chico Fabuloso tomaban un escenario en penumbra donde resaltaban las luces que adornaban el micrófono de la andaluza; una sonrisa, un boas noites y sonaban los primeros acordes del concierto.

Tres canciones más tarde sonaba La Canción Más Fea del Mundo con su correspondiente explicación (que no nos vamos a equivocar, la segunda vez que la escucha, pues sí, tiene menos gracia)... un par de temas más tarde subía al escenario Fon Román para abrazar y besar primero a Zahara y más tarde cantar con ella, primero Funeral y a continuación Dosis PR (canción incluida en el primer trabajo en solitario del ex-Piratas), más abrazos y besos y el concierto entre sonrisas, risas y algo de confeti continuó hasta llegar a su meta: Merezco, vamos, la canción de la Vuelta España... personalmente no es una de las canciones que más me gustan de la andaluza pero es indudable que fue una de las que tuvo más éxito entre los allí congregados; he de reconocer que me hizo gracia el comentario: "la escribí un día que perdí un avión... no tengo muy claro aun que tiene que ver con las bicicletas... pero vale". Y el concierto llegó a su fin tras una hora de música.

Aplausos, otra-otra y de nuevo Zahara saltó al escenario de la Sala Karma pero esta vez sin Chico Fabuloso, simplemente ella y su guitarra... y por primera vez en el concierto se hizo magia, "¿qué queréis escuchar?" dijo ella, y alguien, entre el público contestó "Con Las Ganas"... como si de un quejido se tratase una a una las letras de la canción recorrían la sala, casi en silencio, como si nadie quisiese romper el hechizo. Vale, admito que este párrafo puede sonar a ñoñeria pero a veces escuchar ciertas cosas así cantadas...

Continuó el bis con mi cabeza más en otros sitios y con Zahara paseando entre la gente mientras tocaba su guitarra despidiéndose así de los allí presentes que cuando la joven abandonó el escenario siguieron aplaudiendo hasta que de nuevo volvió a salir, esta vez sin guitarra y sin canciones que tocar (creo recordar que la frase exacta fue "como soy pobre no tengo más canciones") pero Zahara, en el escenario, sola, sin compañía, comenzó a cantar con las manos cruzadas sobre su pecho: Apoyá en el quicio de la mancebía [...] Ojos verdes, verdes, como la albahaca... luciendo una impresionante voz sobre versos de Rafael de León como otrora había hecho Carlos Cano.

Terminó así un concierto en el que al final se hizo la magia, un karma especial.

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