Sin duda ha sido la temporada más difícil para Denny, sobre todo al final, cuando vemos como poco a poco el alzhéimer va pudriendo el cerebro del genial abogado. Por primera vez en toda la serie se habla sin tapujos de esta enfermedad, del miedo de Denny a enfrentarse a ella y del miedo de quienes le rodean de perderlo, como abogado, como socio pero sobre todo como amigo.
Conocedores del final los guionistas han sido más cínicos que nunca, más irónicos y sobre todo más críticos: críticos de nuevo con la sociedad americana, con su sistema político, con su sistema sanitario pero sobre todo con su propia cadena e incluso con su formato. Quizás este sea uno de los motivos que ha tenido al ABC (cadena que propietaria de la serie) para cancelar una serie que contaba (y cuenta) con el favor del público y de la crítica.

Pero seré crítico esta vez: el final no está a la altura de la temporada y quizás tampoco de la serie, un final condescendiente, demasiado optimista para los duros momentos que tanto Denny, como Alan, como Shirley, como incluso el bufete está pasando.

Cinco temporadas cargadas de buenos momentos, de historias hilarantes, de excéntricos abogados (¡viva Jerry!), de momentos de un humor increíble pero también momentos dramáticos y dolorosos, brutales reflexiones sobre la vida y sobre la muerte… quizás la mejor serie de la historia (con el permiso de House y quizás Friends).

Hasta otra Allan, hasta la vista Denny ¡Somos flamencos!