Paris es una cinta irregular con historias muy bien contadas y con otras que más que a esta película pertenecen a un cuento de hadas que jamás podremos vivir. Con hombres que se niegan a morir y con otros tantos que buscan un futuro mejor, con mujeres que viven para su familia y con otras a las que simplemente les basta con vivir esa noche… todo ello bañado por una aire de melancolía que nos lleva a través de todo el metraje.

Pero esa sonrisa, acostada en un taxi de la gran metrópolis nos insufla ese necesario aire de esperanza, una esperanza en la que creer y gracias a la cual levantarse todas las mañanas. Para que no os quede ningún tipo de dudas: he disfrutado del Paris de Cédric Klapisch aunque si bien, es posible que no lo recuerde eternamente. Paris pasará inadvertido por las salas de España y quizás por las de media Europa pero tú que lees mi blog sabrás que Paris sí merece la pena.