Hace pocos días os hablaba de la Iglesia de la Concepción, nombraba al Adelantado y hablaba de la torre símbolo de esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad en 1999 por la UNESCO. Además La Laguna posee la primera universidad fundada en Canarias, dándole así ese toque de núcleo intelectual de las islas.

San Cristóbal de la Laguna es actualmente el tercer municipio más poblado de Canarias, pero como Santiago de Compostela o otras ciudades universitarias, no tienen un número de habitantes reales ya que por sus calles pasean universitarios venidos de toda Europa, teutones que deciden pasar su ocaso al perenne sol y gente que llega para conocer y pasear por sus calles.

Conforma además con Santa Cruz de Tenerife el área metropolitana ya que ambos municipios son colindantes y de hecho, los visitantes, no apreciamos distinción entre los mismos.

Cuando llegué a La Laguna me comentaron que es una de las zonas más frías de la isla y que son conocidas sus nieblas matinales; con el paso de los días he comprobado que tenían razón con la salvedad de que aquí llaman frío a 16º centígrados. Además es una de las zonas donde más llueve de todas las islas.

Hace unos días se celebraban las fiestas del Cristo de La Laguna, quien pensé patrón del municipio pero no, la patrona es la Virgen de los Remedios (quien comparte patronazgo, como es lógico, con San Cristóbal). La verdad es que estas fiestas me cogieron recién llegado y sinceramente, no las he podido disfrutar demasiado…

Como habéis deducido por el post de la Iglesia de la Concepción resido en la zona histórica de la ciudad donde destacan las calles rectas (de hecho tan solo hay una en curva en toda la zona histórica) y edificios con ventanas guillotinas y enormes balcones de pino canario, fachadas de colores vistosos, puertas de madera. La Laguna es una de esas ciudades por las que paseas por primera vez pensando que ya has estado allí. Jardines tropicales que llaman la atención de los visitantes y que sirven como lugar de encuentro a los sosegados oriundos quienes viven a otro ritmo.

Ahora, muchos de quienes leéis este post os estaréis preguntando si me gusta la ciudad… la verdad es que no me gusta pero he de decir que tampoco me disgusta excesivamente ¿cómo se entiende esto? Lo sabréis cuando paseéis por sus calles.