Môme Piaf, Rosas y Espinas

Sé que no será el obituario más recordado hoy pero es que ahora mismo está sonando en la cadena de sonido de la cafetería, de hecho, hoy ten...

Sé que no será el obituario más recordado hoy pero es que ahora mismo está sonando en la cadena de sonido de la cafetería, de hecho, hoy tenía pensado hablar de ciudades, calles y cosas así. Pero como ya he dicho por el hilo suena ella y su Non, Je NeRegrette Rien; sí, ella es Édith Piaf y hoy se cumplen 47 años de su muerte, la misma edad a la que falleció la diva francesa.





Dicen que Piaf nació bajo la luz de una farola donde su madre, una italiana que cantaba en los café parisienses, daba a luz ayudada por un gendarme que en ese momento paseaba por la calle Belleville. Piaf, nació en el seno de un matrimonio abocado al fracaso por culpa en buena parte de la bebida, criada por su abuela materna (domadora de pulgas).

La vida de Édith Piaf está plagada de trágicos (y rocambolescos) episodios: cuentan que a los 4 años una meningitis la deja ciega, ceguera de la que se milagrosamente y que se debe, según su abuela, al peregrinaje que nieta y abuela hicieron a la iglesia de Santa Teresita del Niño Jesús (en Lisieux).

Con 10 años, y su padre enfermo, Édith Piaf decide salir a cantar a la calle y así tener una fuente de ingresos: las monedas de quienes pasaban ante ella mientras cantaba. En aquellos momentos la pequeña Édith Piaf tan solo contaba con una canción en su repertorio: La Marsellesa (el himno francés). Aproximadamente cinco años más tarde, su mediohermana (hija ilegitima por parte de padre) decide “compartir escenario” con Édith y juntas recorren las calles de la capital parisina cantando y haciendo malabarismos.

A los 16 años Édith Piaf se queda embarazada de un recadero, fruto de esa relación nació Cestelle, una niña que moriría 2 años más tarde debido a una meningitis; esta muerte marcó duramente a aquella niña de 18 años; cuentan las biografías que fue en ese momento en el que Édith Piaf vistió ese halo de melancolía y tragedia que la rodeaban, fue en esos momentos en los que comenzó a cantar de manera habitual en los clubes y prostíbulos de la calle Pigalle.

Era 1935 y Édith cantaba en una avenida, cuando un hombre se detuvo ante ella. Tras un rato escuchando le tendió un billete de 10 francos y le propuso hacer una prueba, el hombre no era otro que Louis Leplée propietario del más importante cabaret de la época, comenzaba el estrellato de la francesa. Bajo el nombre de Môme Piaf (el pequeño gorrión) Édith salía al escenario de Gerny’s para convertirse en una figura de la música francesa y en lo que más tarde sería un icono de la música maldita.

Y como tal, de nuevo se truncó su futuro, cuando Leplée aparecía muerto en su despacho de un disparo a quemarropa; nunca se detuvo al homicida pero la policía sospechó en todo momento de la cantante (por sus relaciones con los delincuentes de Pigalle) pero no solo la policía sospechó de Piaf, la prensa del momento cargó contra ella, quien además de perder a su mejor amigo y protector era el punto de mira de las sospechas y los rumores. La muerte de Leplée arrastró a Piaf a una vida de excesos (alcohol, drogas, hombres…) que la alejó de la intelectualidad del momento y arrastró de nuevo a los tuburios de la ciudad del amor.

A principio de los años 30, ayudada por Raymond Asso (amante de la diva en aquel momento) logró sus mayores éxitos: teatros, películas, conciertos… se convirtió en la gran dama de la canción francesa y desde su privilegiado lugar se dedico a ayudar a artistas nóveles del momento.
Pero en 1946 la vida de la diva francesa cambió por completo Piaf conoció al boxeador Marcel Cerdan, él boxeador y el amor de su vida, dos personas famosas en el punto culmen de sus carrera. Pero de nuevo Piaf tan solo acarició la felicidad ya que tres años después Cerdan fallecía en un accidente aéreo. Una nueva caía en la vida de la francesa de la que jamás se logró recuperar… de nuevo cayó en una vida de sexo, alcohol y excesos.


Tras uno de sus múltiples accidentes de tráfico Piaf se volvió adicta a la morfina, a quien no abandonaría hasta el final de sus días; se casó una vez más, esta vez con el cantante Jacques Prill, un vano intento de rehacer su vida, un matrimonio que tan solo duró cinco años.

La vida de Édith Piaf entró en un espiral de destrucción, a medida que pasaban los años sus amantes eran cada vez más jóvenes; esa vida de excesos unida a diversas operaciones fomentó el deterioro físico de la artista hasta que en 1959 se le diagnosticó un cáncer que apartó de la vida pública y consiguientemente de los escenarios. Tan solo se le conoció un nuevo amor, el cantante griego Theo Lambukas, al que hizo cantante y con el que se casó un año antes de su muerte, de la que como hemos dicho se cumplen hoy 47 años.

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