Recuerdo que de pequeño me torturaban con un libro sobre un niño repelente francés llamado Nicolás, nunca me gustó el libro, nunca me cayó bien el niño, nunca quise saber nada de su vida… pero he aquí que años más tarde (quizás 20) Nicolás y yo hemos vuelto a encontrarnos, el sigue siendo El Pequeño Nicolás y yo en cambio he crecido un poco.

Y es que Nicolás ha decidido abandonar los libros y dar el salto a la gran pantalla, él y todos sus amigos de rocambolescos nombres.

Y como con en el libro Nicolás me sigue pareciendo un niño repelente de pantalón corto, calcetines altos y peinado con raya a un lado; ¿inocente? Por supuesto pero también insulso y como el niño pijamero Bruno insoportable.

Pero no todo es malo, he de reconocer que la cinta contiene escenas (como la de la bofetada) que son buenas y que logran arrancarte una carcajada, cosa fácil en una película con niños como protagonistas. También es verdad que existen buenos personajes más allá del repelente Nicolás pero sintiéndolo mucho no llegan para salvar a esta cinta.

Quizás por mi (mala) experiencia anterior a la cinta o simplemente porque libro y cinta son iguales (aburridos, vamos) El Pequeño Nicolás no me ha gustado ni me ha divertido.